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Luces y sombras de septiembre

Vaya comienzo de curso que estamos teniendo. Con los más jóvenes volviendo a las aulas y sus padres recuperando la rutina independiente, los políticos y los medios de comunicación libran su particular batalla con el tema del separatismo catalán, con contraste de datos y diversidad de visiones. Siempre hacia el desencuentro. Nunca el periodismo fue tan tendenciosamente político, ni la política tan burdamente mediática. Todo deturpado, todo agigantado o miniaturizado según el prisma de quien enfoque. La penúltima muestra, la dichosa tesis de Pedro Sánchez. De pronto, España se ha convertido en un tribunal de cuarenta y seis millones de doctores y catedráticos volviendo a evaluar sobre algo de lo que el noventa y nueve por cien no tiene conocimiento alguno. Pero en este país, a sabihondos no nos gana nadie, y a tozudos, menos. En tres días se pasó de dudar de la existencia de la propia tesis a sospechar de su autoría, a estar plagiada, a no citar bien, a ser de escasa calidad e, incluso, a perder toda validez por la razón incontestable de ser explicada por algún miembro del gobierno con carraspeos previos, lo que parece ser que inhabilita cualquier asunto. Y todo sin tener ni repajolera idea de cómo funciona el asunto de los doctorados universitarios. En fin, España y yo somos así, señores.

En lo taurino, casi sin eco ha pasado la peor noticia de estas últimas semanas. El pasado domingo, en la localidad toledana de Méntrida, resultó cogido muy feamente el banderillero alicantino Daniel Oliver, que toreaba a las órdenes de Rafael Cerro. Según explica el propio torero de plata, que descansa ya en Alicante junto a su familia, durante la lidia al tercero de la tarde perdió pie a la salida de un capotazo, y quedó a merced del astado de Peñajara, que hizo presa con él y le tiró diversas cornadas. Desde las rayas del tercio lo llevó hasta el estribo, propinándole múltiples varetazos y haciendo carne en el último momento. En la uvi móvil fue atendido de una cornada en el muslo izquierdo con dos trayectorias de quince y diez centímetros, herida que afortunadamente resultó limpia. Tras la intervención fue trasladado al Hospital Rey Juan Carlos de Madrid, aunque el propio torero pidió que le trajeran a su ciudad para ser atendido por el equipo médico de nuestra plaza, con los doctores Alberto Miñano y Chema Reyes al frente. Lo más preocupante del percance estuvo en el varetazo en el abdomen que por fortuna no caló. Afirma el torero que vivió momentos muy dramáticos cuando estuvo a merced del astado y no se lo podían quitar de encima, pero que se va a recuperar pronto de este percance porque le ha ocurrido en un buen momento profesional. Recordemos que en la novillada de agosto en Alicante, por ejemplo, saludó un estupendo tercio de banderillas. Su mente fija la reaparición para finales de este mes. Ojalá la evolución de la herida y la recuperación así se lo permitan.

Mucho mejor regocijarse en las buenas noticias que, por ejemplo, nos proporciona la cantera de nuestra escuela taurina. Uno de sus alumnos, Juan José Fernández, salió a hombros en la clase práctica celebrada en Murcia tras cortar dos orejas el pasado sábado, mientras que otro de ellos, Abraham Segura, se llevó los máximos trofeos de un eral del hierro de Pedro Miota que resultó indultado en el festejo celebrado en la localidad conquense de Las Majadas.

Y la afición, que no se nos olvide. La Tertulia Taurina «Amigos de Nimes» recibió el premio Triunfador otorgado por el Club Taurino de Murcia por sus veinticinco años de activa existencia. Recogió el galardón su presidente, José María Jericó, el pasado viernes 7 de septiembre en una gala en la que resultó premiado también el empresario Ángel Bernal por sus cuarenta años al frente del coso murciano, y en la que se dio la circunstancia de que la centenaria entidad retiró la Medalla de Oro que había concedido a un torero, José Miguel Arroyo « Joselito», «por no haber estado a la altura de tal distinción». Qué curiosa (y triste) esta realidad que viven los aficionados, que ven cómo los toreros, los que hablan de salvar la fiesta y se llenan los bolsillos (o se los han llenado), luego rehúyen de quienes se han dejado el dinero de verdad y solo quieren agasajarles. Obras son amores, que no buenas razones. Pues eso.

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