Trabajo para un máster bilingüe de mucho prestigio de la Universidad de Alicante, el Magister Lvcentinvs, que también cursé en su día, y estoy viendo con preocupación cómo, por culpa de muchos políticos y también de algunas universidades, se está tirando por tierra determinados títulos académicos. Esto hay que frenarlo en seco si no queremos que se ponga en jaque todo el sistema educativo español. En el Magister Lvcentinvs se suda la gota gorda para conseguir el título del máster, pues hay que cumplir con una serie de requisitos muy exigentes como exámenes, asistencia y Trabajo de Fin de Máster original, entre otros, para poder obtenerlo. Si el listón se bajara para facilitar que los que tienen hijos pequeños, o bien están trabajando, o son belleas de su Hoguera este mismo curso pudieran hacerlo compatible con sus otras ocupaciones, el prestigio del máster nos lo cargaríamos en dos días. Así de sencillo.

Estoy escandalizada por las prácticas indecorosas, cuando no decididamente fraudulentas, detectadas en algunas universidades, que parece han convertido determinados títulos académicos en una suerte de rifa de pueblo, de las de «me gusta la chochona». El bombardeo de memes graciosos con esta temática no cesa. Hay que investigar, sancionar si procede y atajar estas prácticas de cuajo. Me da igual si por el camino caen presidentes varios o Perico el de los palotes.

En pocos días hemos pasado de la dimisión por acusación de plagio en su Trabajo de Fin de Máster de la ministra de Sanidad, que tanta paz lleve como deja, en un obvio intento del PSOE de forzar la subsiguiente dimisión de Casado, autor de un trabajo hasta ahora invisible, a lo de la tesis de Nancy, perdón, del presidente. Que digan de Moncloa que en su tesis doctoral sólo hay un 13% de coincidencias con trabajos de terceros me causa estupor. No se pueden traer reflexiones de terceros a una tesis doctoral sin especificarlo debidamente, pues entonces se está vulnerando el derecho de autor de dichas personas y faltando a la verdad en cuanto a la originalidad de trabajo, entre otras cosas. El a-e-i-o-u de cualquier doctorando es que las citas de terceros se entrecomillan y que hay que nombrar al autor del texto entrecomillado. Si nos atenemos a sus propias palabras en la moción de censura a Rajoy, Sánchez debería dimitir, pero se ve que tiene a Groucho Marx como filósofo de cabecera, aunque no sea ni de lejos tan gracioso como él. Y esto último es, decididamente, lo que menos se le puede perdonar.