El sistema educativo actual permite elegir la opción formativa más adecuada a sus estudiantes, la formación con la que accede una persona al mercado laboral actual juega un papel fundamental en la posibilidad de encontrar empleo. Pero la inserción laboral exitosa de los jóvenes así como de los adultos, ya no depende sólo de su nivel de formación sino también de su nivel de competencia profesional.

En un mercado mundial con un elevado grado de competitividad e incertidumbre, con una normativa mundial cambiante, con movimientos demográficos constantes, con rápidos cambios tecnológicos, con la exigencia continua de nuevas necesidades de capacidades y destrezas para la adecuación a las empresas y el surgimiento de nuevos yacimiento de empleo, no nos debe extrañar una continua actualización de la Formación Profesional, siendo una Formación Profesional cada vez más atractiva, innovadora y dinámica.

En la actualidad la FP son los estudios profesionales más cercanos a la realidad del mercado de trabajo y dan respuesta a la necesidad de personal cualificado especializado en los distintos sectores profesionales para responder a la actual demanda de empleo.

Si analizamos su alta inserción laboral podemos afirmar que la FP ya se ha transformado en una formación que responde a la demanda real de empleo, ahora es el momento del cambio en la sociedad española.

A pesar de todo esto la percepción de los estudios de Formación Profesional (FP) en España no alcanza el aprobado y obtiene una puntuación de 4,82 sobre 10, según una encuesta de la Fundación Atresmedia y la Fundación Mapfre. Una nota inferior a la que reciben otras etapas formativas como el Bachillerato (7,61) y la Universidad (8,32). Además los encuestados califican con un 5,24 la «valoración social» de las profesiones de nivel medio en las que forma la FP.

La FP tiene empleabilidad, pero todavía hay que convencer a las familias. La FP es el camino más seguro y directo al mercado del empleo, esta afirmación la hacemos porque nos hemos encontrado con casos en toda España de alumnos universitarios que, tras acabar la carrera, cursan un módulo de FP para tener más oportunidades laborales. Y es que en España hay «sobrecualificación», es decir, más titulados superiores que puestos de trabajo para ellos, y eso acaba produciendo frustración. Debemos defender la opción de la FP como una de las armas más eficaces para la empleabilidad de los jóvenes. En 2020 la mitad de los puestos de trabajo europeos serán para profesionales con una cualificación intermedia.

Además el «aprendizaje práctico» de estos estudios es su mayor fortaleza, seguida de su «mejor empleabilidad», su «validez en un mundo global» y la «amplia variedad de títulos», que actualmente en España es de 162 correspondientes a 26 familias profesionales. Los vertiginosos cambios que se están produciendo en todos los ámbitos profesionales están provocando que muchos puestos de trabajo no se cubran por falta de perfiles idóneos, por eso es necesario también el fomento de los estudios técnicos para «disponer de mandos intermedios debidamente formados».

No cabe duda de que existen aún numerosos prejuicios en torno a los estudios de Formación Profesional en España. El prestigio de la Universidad en nuestro país ha provocado que la FP no logre alcanzar la reputación de la que goza en otros países europeos como Alemania o Suiza. Por este motivo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ya ha avisado a España de la infravaloración que sufre la Formación Profesional en España, situando la tasa de estudiantes españoles muy por debajo de la media europea: tan solo el 12% de los alumnos están matriculados en algún ciclo de formativo, algo menos de la mitad de la media en Europa (26%).

En nuestro país, esta formación ha sido considerada históricamente de un nivel inferior a la universitaria, de segunda clase. Debido a esto, se han usado referencias despectivas para ella y se ha relacionado con estudiantes con peores calificaciones académicas. Es por ello que muchas familias y estudiantes han preferido elegir la vía universitaria para continuar su formación sin ni siquiera plantearse otras opciones. Esto ha provocado que 1 de cada 5 alumnos universitarios acaben abandonado la carrera durante el primer año porque no han visto cumplidas sus expectativas, el ya famoso «esto no es para mí», u otros motivos como el económico.

Sin embargo, poco a poco comienzan a desmontarse los mitos sobre la FP. Los datos son los primeros avales de esta transformación. Según los datos sobre la oferta y demanda de empleo en España, las ofertas que recogen entre sus requisitos la obligación de contar con, al menos, un título de Formación Profesional se sitúan en segunda posición detrás de aquellas dirigidas a universitarios. Dentro de este grueso de oferta, el 72% solicita la titulación de Técnico Superior y el 28% la de Técnico Medio.