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Sobre la paz mundial

Malos tiempos para la paz. Lo dicen hasta los que trabajan por proponer alternativas viables sin quedarse en el disfrute de «describir brillantemente lo mal que estamos». Y lo corroboran trabajos como el que, desde hace una docena de años, se publica como Índice de Paz Global. Dicho índice no se basa en un sencillo «guerra sí - guerra no». Tampoco en «violencia sí - violencia no» o sus posibles medidas de intensidad de la misma. El índice se construye a partir de 23 indicadores que incluyen, por supuesto, el de la guerra y sus tipos (interna, interestatal, guerrillas) y el de las diferentes formas de violencia (terrorismo, homicidio, refugiados) buscando, en todos los casos, niveles que puedan diferenciar a un país de otro. También incluyen indicadores como el número de presos o el aumento de los gastos militares e incluso el de los intentos de medir la inestabilidad política, indicador que, como diré a continuación, proporciona alguna que otra sorpresa en el informe.

Hay, como suele suceder, algunos datos que resultan de digestión problemática. Por ejemplo, el que el impacto mundial de la violencia fue, en 2017, de 14,76 billones de dólares que equivaldrían a algo más del 12 por ciento de Producto Interno Bruto mundial o, si se prefiere, casi 2.000 dólares por persona. Vaya esto por lo que pueden tener de problemático estos enfoques, dando apariencia de verdad, incluso con decimales, lo que es fruto de estimaciones. Vayan ahora, de todos modos, las sorpresas.

Traduzco: «El referéndum sobre la independencia llevado a cabo por el gobierno regional de Cataluña en España produjo un incremento de las tensiones políticas lo que tuvo como resultado que España cayera diez puestos en el ranking». Todo sea dicho: «En Europa hay ahora catorce países con una intensidad de conflicto interno mayor que uno», es decir, que sufren dicho conflicto. Entiendo este último punto, pero siempre habrá quien encuentre exagerado atribuir a esa inestabilidad incluso la existencia de la misma. ¿Inestabilidad? ¿Quién lo ha dicho? Trasladémonos, entonces, a un ámbito menos problemático: el del sistema mundial (un mapamundi siempre es menos problemático que un callejero).

La situación que el informe pretende describir sería la siguiente. En primer lugar, que el índice medio mundial ha caído por cuarto año consecutivo. Hay razones para dudar que el mundo vaya bien, aunque pueda haber mejorado respecto al siglo XIX. Hay, eso sí, diferencias notables: este índice de paz se ha deteriorado en noventa y dos países y ha mejorado en setenta y uno. De todos modos, la distancia entre los menos y los más pacíficos continúa creciendo. Desde 2008, los veinticinco países menos pacíficos cayeron en una media de 12 puntos mientras que los más pacíficos mejoraron en casi un punto porcentual. Es creíble la tendencia, aunque los datos puedan causar problemas. El hecho de que el mundo vaya mejor para los buenos y peor para los malos parece verosímil.

En segundo lugar, que Oriente Medio y el Norte de África sigue siendo la región menos pacífica del mundo albergando a cuatro de los diez países menos pacíficos del mundo según este índice. En cambio, aunque Europa sigue siendo la más pacífica, su índice se ha deteriorado por tercer año consecutivo a causa del terrorismo, la inestabilidad política y las percepciones públicas de la criminalidad. Una epidemia, sí. Y un uso torticero por parte de algunos políticos.

Y en tercer lugar que, entre los 23 indicadores que se usan para construir el índice, hay un indicador que proporciona el mayor deterioro: el terrorismo, con 62 por ciento de los países con un aumento de dicha actividad. También es admisible la tendencia si se incluyen todos los comportamientos terroristas y no solo uno de sus tipos (Recuérdese que, en los Estados Unidos, el terrorismo yihadista está por debajo del terrorismo de la extrema derecha).

Pocas sorpresas cuando bajamos a ver los datos país por país. Estos son los peores; Siria, Afganistán, Irak, El Salvador, Sudán del Sur, República Centroafricana, Chipre, Colombia, Lesoto y Somalia. La sorpresa, para mí, es que Yemen no esté entre estos diez primeros países, pero tal vez es porque me dejo llevar por las últimas noticias o los constructores del índice se han dejado llevar por la escasez de las mismas. Eso sí: el país, siempre según esta fuente, más pacífico del mundo sería Suiza, «un país por encima de toda sospecha» como la llamó en tono sarcástico un suizo como Jean Ziegler.

Insisto: son datos interesantes, sí, pero evitando fetichismo o cuantofrenia.

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