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Fernando Ramón

La vuelta al cole

Desde hace décadas todo lo concerniente a la vuelta al cole se ha convertido en uno de los focos de atención de los medios de comunicación en ese regreso de vacaciones y retorno a la normalidad. Mientras que la Conselleria de Educación y los ediles del mismo departamento hacen titánicos esfuerzos para que el reingreso en las aulas sea lo más cotidiano posible, el capítulo de incidencias, invariablemente, año tras año, se nutre de las carencias educativas, ya sea por la falta de profesores, la escasez de aulas, los barracones o el aluvión de niños que hay que escolarizar a última hora. E invariablemente todos se ufanan en resaltar los logros que curso tras curso se van alcanzando. Hemos avanzado, qué duda cabe, pero siempre quedan metas que superar y más en Educación, donde las exigencias siempre son máximas, al igual que las reivindicaciones que se convierten, aunque cambie el asunto, en permanentes. Menos barracones: ¿pero no habíamos quedado en que se iban a retirar todos antes de terminar el curso que ahora arranca? Un millar de profesores que formalizan a principios de septiembre sus bajas laborales: el tiempo de tramitación se ha reducido de 21 a 10 días, pero ¿no sigue siendo excesivo ese periodo temporal en una sociedad que quiere erradicar las trabas burocráticas con la digitalización que está en marcha? Más allá de esas cuestiones y del proceso de adjudicación de plazas, que continúa siendo igual de conflictivo, pase lo que pase, o de los interinos, o de las infraestructuras o de la informatización de las aulas, o del absentismo o fracaso escolar, o de si se prohíbe/regula el uso de los móviles en las aulas, más allá, digo de todas estas cuestiones, la evidencia nos demuestra que la Educación, con mayúscula, acapara toda la atención. Ojalá siga así durante todo el curso.

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