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Joaquín Rábago

Dudas alemanas

Ya que no pueden ocupar todos los puestos, como seguramente a algunos les gustaría, en círculos políticos alemanes dudan entre proponer a un presidente de la Comisión de ese país o que otro compatriota figure al frente del Banco Central Europeo.

La propuesta que parece contar con mayores posibilidades, al menos de momento, es la del vicepresidente de la Unión Cristianosocial bávara y jefe del grupo del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, para Bruselas.

Los medios presentan a Weber como un político decididamente pro-europeo en un partido, el bávaro, que no lo es tanto y como alguien que defendió la política de inmigración de la canciller cristianodemócrata cuando muchos de sus correligionarios la criticaban.

Se rumorea que Weber tiene una relación más bien difícil con su propio partido y sobre todo con su nuevo hombre fuerte, Markus Söder, pero eso no debería ser al final un obstáculo.

El candidato está seguro de obtener tanto el apoyo de la CDU de la canciller Angela Merkel, como el de sus correligionarios del Parlamento europeo, con quienes tiene excelentes relaciones, y la tarea de Berlín será ahora sondear a otros Gobiernos.

Algunos dirigentes cristianodemócratas opinan, sin embargo, que al fin y al cabo el cargo de jefe de la Comisión no es tan importante, sobre todo cuando la gran política europea la deciden los jefes de Estado y de Gobierno, y creen que convendría más que un alemán sustituyese en Frankfurt al italiano Mario Draghi.

En círculos económicos germanos se han oído frecuentes quejas acerca de la política de compra masiva de bonos que ha llevado a cabo Draghi al frente del BCE, y muchos, sobre todo en el ala económica del partido de la canciller, creen que deberían aprovechar ahora la oportunidad que deja el fin del mandato del italiano.

El candidato favorito de esos círculos es sin duda el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, que no ha escatimado sus críticas a la política laxa de Draghi, que tanto ha irritado tanto en Berlín como en otras capitales del Norte de Europa.

Weidmann podría imprimir, piensan aquéllos, un cambio de rumbo al BCE, con mayor acento en la austeridad y estabilidad, pero el veterano banquero no parece contar con el necesario apoyo de la canciller alemana o del vicecanciller, el socialdemócrata Olaf Scholz.

Más posibilidades parece tener en cambio el gobernador del Banco de Francia François de Villeroy de Galhau, un banquero menos dogmático y más pragmático que ha apoyado y defendido en varias ocasiones la compra de deuda por parte del BCE de Draghi. Pronto saldremos todos de dudas.

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