Un derechazo inapelable de Juli en el minuto 90 hizo anoche justicia con el notable partido del Hércules y llevó el éxtasis a las gradas del Rico Pérez cuando la hinchada blanquiazul ya rumiaba una nueva decepción en el arranque de la «era Planagumà». Sólo la falta de acierto en el remate y el innecesario penalti de Falcón privaron al conjunto alicantino de una victoria mucho más holgada y cómoda. La mereció por juego, intensidad y ocasiones, pero unas veces el portero visitante Craviotto -que salvó un par de goles cantados- y otras la falta de colmillo de los atacantes alicantinos mandaron al limbo media docena de claras oportunidades y llevaron la zozobra y la incertidumbre hasta el final del partido. Arrancó muy bien este Hércules del quinto proyecto para intentar salir del pozo de la Segunda B. Con fútbol por las bandas, rapidez entre líneas y mezcla en el juego: tan pronto elaboraba en el centro con sentido y un destacado Diego Benito, como recurría a envíos largos para ganar la espalda a la defensa del Ontinyent. Tiene muchos recursos y la mejor actitud este Hércules de Planagumà, que recurrió a Chechu Flores como segundo punta para suplir al «tocado» Emaná. Y respondió el capitán, que participó en el 1-0 de un omnipresente José Fran y recordó al Chechu rápido e incisivo de temporadas anteriores. Muy bien colocado en el campo, con mucha seriedad y aplicación defensiva, el equipo tuvo además la virtud de recuperarse del golpe que supuso el empate visitante, fraguado en un doble despiste de Samuel y Falcón, que cometió un penalti innecesario. Deben reaccionar los dos veteranos, que vienen de una temporada muy irregular y ese tipo de errores se suelen pagar muy caros. No fue el caso anoche porque el Hércules mantuvo la fe y demostró entereza y capacidad de reacción. Frente al propósito visitante de que se jugara cada vez menos con constantes interrupciones y parones de ritmo, el cuadro alicantino siguió a lo suyo con un Juanjo Nieto otra vez estelar por la banda derecha. En la enésima incursión del lateral, ya en el minuto 90, su centro lo prolongó Carlos Martínez para que Juli rematara con el alma y ahuyentara los fantasmas de la decepción que volvían a sobrevolar el Rico Pérez.
