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Sin dignidad

Lunes

la república de babia

Si una madre grita «te voy a matar» cuando el bebé regurgita el biberón sobre su mandil, todos entendemos que lo dice en sentido figurativo; si quien lo hace es un tipo con ojos extraviados que porta un machete, sospechamos justificadamente que habla en sentido literal. Cuando Torra urge a «atacar al Estado» plantea el dilema de si está confirmando que es un irrelevante charlatán o transmitiendo una consigna que cuenta con dos antecedentes ruidosos, el referéndum del 1-O y la proclamación de la república catalana. Por cálculo político, el Gobierno prefiere creer que las palabras de Torra son un ejercicio retórico y la oposición que revelan un plan siniestro urdido por el orate de Waterloo. Hasta cierto punto, todo esto es accesorio en una situación de quiebra social que se aproxima a la frontera del enfrentamiento. Sencillamente, las posturas se están radicalizando y no moderando. Algunos indicios atronan: es tan descorazonador que unos lazos amarillos denigrantes para la sociedad española se consideren en Madrid la expresión de una discrepancia política como que la Generalitat se plantee sancionar ¡a quienes los retiran!

martes

EL BALÓN GLOBAL

Ante la posibilidad de que se jueguen dos partidos de liga en Estados Unidos, el entrenador del Betis se ha preguntado cómo van a trasladarse 60.000 socios a Estados Unidos. La raíz de su objeción es que un club pertenece a los vecinos y sólo ellos merecen los galones de espectadores presenciales. En realidad, un club pertenece a sus accionistas y, reconociendo la faceta sentimental de una actividad en la que el gol es más importante que el dividendo, también a sus seguidores. La revolución tecnológica ha ampliado el censo de devotos y contribuyentes: los abonados del Betis mantienen económicamente a la entidad tanto como la cuota televisiva de la familia Johnson de Chicago. Cabe añadir que la gira sería además una medida ortodoxa de promoción del producto, lo que permitiría fichajes rumbosos de los que disfrutarían en un «vis a vis» casi exclusivo esos 60.000 socios que no pueden acompañar a su equipo a Chicago. Es genuino que, mientras alabamos a la NBA porque sus morenitos juegan en Londres un par de partidos, nosotros sintamos nostalgia prematura de las gradas con tufo a agua de botijo y puro barato.

MIÉRCOLES

¿qué hacemos con la momia?

Un fogonazo honesto de la España verdaderamente «profunda», no la caricatura folclórica de unos paletos achispados que duermen la siesta y veneran a una Virgen en cada pueblo, es que sólo en España puede polemizarse agriamente sobre la exhumación de los restos de un tipo que murió hace cuarenta años mientras un trasvase de agua queda paralizado porque un director general olvidó firmar la autorización antes de irse de vacaciones. Considerados aisladamente, ambos hechos fatigan aunque por motivos distintos; el problema es que en España resulta imposible considerarlos aisladamente: ningún director general desertaría a la playa si la prioridad fuese la gestión eficiente y no una guerra que ha cumplido ochenta años pero que, literalmente, parece que ocurrió ayer. Junto a esta autopsia permanente que paga las vacaciones del director general, en las últimas cuarenta y ocho horas una avalancha de inmigrantes en Melilla ha enviado al hospital a siete guardias civiles tras rociarlos con cal viva y un restaurante de Lérida ha incluido en su menú»manitas de jueces y fiscales». En países que carecen de nuestra dignidad y de nuestro sol, esos suelen ser los problemas urgentes.

jueves

INCUNABLES

Dicen que el verano es época propicia para la lectura ligera y yo me he decantado por la última novela de Le Carré, una de mis debilidades estables desde que topé con una edición de bolsillo de «Llamada para el muerto» que me costó setenta y cinco pesetas, cincuenta céntimos al cambio generacional. Pero Le Carré ha envejecido con sus personajes (el mítico Smiley reaparece, aunque hoy tendría más de cien años) y «El legado de los espías» es en realidad el borrador de una novela que ya no escribirá. Algo decepcionado, regreso para una segunda intentona y pregunto a la librera por títulos de éxito. Me recomienda la última novela de Joël Dicker, un escritor suizo del que sólo sé que fue acusado de plagio. Ella se encoge de hombros y admite que prefiere vender un buen plagio a algunos originales. Entonces esboza una mueca de dolor al recordar que hace unos años el libro más vendido fue «Ambiciones y Reflexiones» de Belén Esteban. Sospecha que había más de lo primero que de lo segundo, pero los dos siempre nos quedaremos con la duda.

viernes

trileros

Recomiendo a los alumnos de Derecho la entrevista que la otra mañana hicieron en televisión a Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, para que tomen nota de lo que nunca deberán responder en un examen de Derecho Político: es imposible acumular más barbaridades constitucionales en menos palabras tratando de justificar la supresión del veto del Senado al gasto presupuestario. En síntesis, el Gobierno y Podemos están sopesando algunas triquiñuelas para sortear la mayoría absoluta del PP en la cámara. Ahora bien, esto debe revestirse de cierto decoro y aquí nos adentramos en el terreno de las coartadas: de Pablo Echenique puede esperarse comprensiblemente que hable de una mayoría absoluta «espuria» del PP (el resultado de las elecciones de 2.016 es por lo tanto «espurio»), ya que le resulta inalcanzable desprenderse de su pulsión venezolana; pero el Gobierno no puede asumir esa candonga caribeña y por ello irrumpe Lastra aclarando que una ilegalidad no es una ilegalidad hasta que los tribunales digan lo contrario. Y para entonces ya habrán agotado los presupuestos en golosinas electorales.

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