En un reciente informe la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) viene a poner un poco de orden en el maremágnum de opiniones interesadas que en los últimos meses se han generado alrededor de las viviendas de uso turístico, convertidas en chivo expiatorio de todos los problemas que amenazan, al parecer, las ciudades españolas.

Antes de referirnos a este informe hay que recordar que la CNMC es un organismo público, con personalidad jurídica propia, independiente del Gobierno y sometido al control del Congreso de los Diputados, cuya función principal es la de asegurar la existencia de una competencia efectiva en los sectores productivos en beneficio de los consumidores. Es este un aspecto importante ya que por primera vez una entidad plenamente independiente, sin ningún tipo de intereses en juego, hace una primera aproximación a la importancia de la novedad de que los pisos turísticos puedan ser gestionados de manera directa por sus propietarios gracias a internet. Hasta ahora los únicos que se habían referido a los pisos turísticos habían sido aquellos a los que afecta económicamente la llegada de un competidor o de manera personal al no poder vivir donde creen que tienen derecho a hacerlo por encima de los demás. Vayamos por partes.

Los pisos turísticos han existido siempre. En el pasado se alquilaban gracias a los porteros de los inmuebles que conocían a alguien que a su vez conocían a alguien hasta llegar al arrendatario vacacional o a través de inmobiliarias de zonas de playa que ejercían esta función de intermediación tras encargo por los dueños de los apartamentos o por grandes grupos de operadores turísticos que llevaban a cabo esta función desde algún país extranjero. La diferencia es que ahora, gracias a internet, el dueño de cualquier clase de inmueble puede alquilarlo por días a cualquier persona del mundo con unas condiciones de seguridad para ambas personas desconocidas hasta ahora. Así, el sistema de pago a través de la página web de intermediación se hace por medios electrónicos de pago con la consiguiente posibilidad de control de la Hacienda Pública, pago que se consolida al día siguiente del comienzo de los días arrendadados una vez que el huésped verifica que el apartamento, por poner un ejemplo, existe. Además, el arrendatario vacacional puede verificar el estado de la casa gracias a las fotografías de la vivienda turística y sobre todo puede leer comentarios positivos o negativos de anteriores huéspedes.

En este estudio sobre la regulación de las viviendas de uso turístico de fecha 19 de julio y publicado el pasado día 13, la CNMC recuerda que las Administraciones Públicas locales y autonómicas no pueden establecer límites al libre ejercicio de una actividad económica que, por otra parte, es uno de los objetivos de implantación de la Unión Europea en orden a la eliminación de cotos privados en la economía. En sus conclusiones deja claro que la totalidad de las medidas restrictivas legisladas por algunas CCAA son excesivas, de imposible cumplimiento e innecesarias. Limitar la duración de las estancias, establecer un mínimo de noches, las moratorias en la concesión de licencias, prohibir las viviendas de usos turísticos en edificios residenciales, la obligación de que estas viviendas deban ubicarse en determinadas plantas, establecer un máximo número por barrio o distritos o la obligación de colocar placar distintivas en la puerta no tienen justificación alguna para la CNMC.

Pero hay más. Continúa este informe de 83 páginas de un organismo que tiene como misión promocionar la competencia en beneficio de los consumidores haciendo una relación de los efectos positivos que tienen las viviendas turísticas para las ciudades españolas y por tanto para sus habitantes. Una larga lista en la que destacan los siguientes: efectos pro competitivos, reducción en el precio medio del mercado de pisos, incremento de las opciones de alojamiento turístico disponible, flexibilidad de la oferta de alojamiento, mayor información para los usuarios, trazabilidad y mayor transparencia de las transacciones económicas, generación de rentas a favor de los particulares, modernización de barrios del centro de las ciudades y un efecto positivo para el comercio local.

También se refiere a unos posibles efectos negativos. Se refiero a ellos así, como posibles, al revés que los positivos que los considera probados. Se dice que puede generar ruidos o congestión de determinadas zonas pero deja claro que también puede ser consecuencia de turistas hospedados en hoteles. Y en cuanto al incremento del precio de la vivienda en el centro deja claro que no hay ni una sola evidencia de una relación directa entre la oferta de viviendas turísticas y el precio de las viviendas.

Repetimos que este informe está redactado por funcionarios de un organismo público independiente a partir de datos económicos del Ministerio de Economía y Competitividad. No es un informe de parte. Hay que recordar que el principal azote mediático de las viviendas turísticas ha venido de los hoteles que, claro está, no quieren competidores, y de personas que quieren vivir en el centro pagando lo menos posible por alquileres o compraventas. Para la CNMC demonizar los pisos turísticos no solo no sirve para solucionar los problemas sino que desvía la atención para esconder intereses egoístas que perjudican el bien común.