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Manifestaciones taurinas silenciadas

Con la temporada taurina acabada en Alicante, a los aficionados nos quedan no solo las ferias de localidades de provincias cercanas (en la nuestra apenas hay atrevidos que se lancen a organizar espectáculos) como Murcia y Albacete, que precisamente de aquí a un mes viven su efervescencia máxima. Además, disfrutar de un nombre puntero como el de José Mari Manzanares permite también al sufrido aficionado poder seguir las evoluciones del torero alicantino en las próximas ferias de postín, entre ellas la muy importante de Bilbao, que ya mismo estará aquí, y en la que el diestro trenzará dos tardes el paseíllo.

Y a pesar de que se haya acabado lo que se daba en nuestra ciudad, no debería caer en el olvido el nutrido número de asistentes que ha pasado por el coso de la Plaza de España a lo largo de todos y cada uno de los espectáculos programados, cuyas cifras dejan a las claras que la tauromaquia vive en esta plaza un buen momento. A buen seguro que en cuanto llegue el otoño y luego el invierno, las hordas animalistas aprovecharán la hibernación taurina para cargar de nuevo contra la tauromaquia, como viene siendo habitual de unos cuantos años acá. Volverán a hablar de tortura, volverán a insultar con lo de «asesinos» y volverán las oscuras moralinas sus mentiras en nuestras pantallas a colgar, así, a lo Bécquer, porque a cansinos no les gana nadie. Como la estrategia viene de lejos y de grupos de presión (los «lobbies» del inglés) muy poderosos y perfectamente estructurados, los torpedos viajarán hacia ganar espacios en la prensa y medios públicos por un lado, y a colar de rondón normas «ad hoc» a través de propuestas acordadas con partidos políticos que se venden por un puñado de votos. Es la crónica repetida de siempre.

Pues para esos momentos, y con el objeto de que no se nos vaya olvidando, habrá que recordarles a los abolicionistas la realidad de los números cuando traten de esgrimir aquello de que la de los toros es una tradición cada día menos arraigada y en franco retroceso. Que quede constancia de que, al menos en Alicante, los números les llevan la contraria. Frente a dos manifestaciones de unas cuantas decenas de vociferantes en los alrededores del coso taurino (¿por qué se les permite esa provocación desde las autoridades?) más otra el 28 de julio que sobrepasaba el centenar y la tradicional antes de las Hogueras, con una asistencia similar, por la plaza de toros ha pasado paralelamente la nada despreciable cifra de alrededor de 52000 personas, con casi 39000 entradas de pago vendidas. El resto corresponderían a los pases de personal y entradas de ayuntamiento a lo que hay que añadir las más de ocho mil personas que acudieron gratuitamente a las dos lecciones prácticas con alumnos de escuelas taurinas, y otras dos mil en la del pasado 2 de agosto, según cifras facilitadas por la empresa gestora del coso.

Con todo ello no debiera existir complejo alguno para los representantes munícipes en cuanto a la continuidad y apoyo que debieran de dar a todo lo relacionado con la tauromaquia en nuestra ciudad, salvo el caso de aquellos que no atienden más que a sus intereses y pseudomoralidades propias. Si de manifestaciones se valen, que no silencien las ya mencionadas. Hasta tres tardes se vieron más tres cuartos del aforo completo. Y pagando, que es la más explícita de las manifestaciones.

Y como aquí se trata de no silenciar, sino de dar voz, nos hacemos eco del éxito del novillero Alfredo Bernabéu el pasado domingo en la localidad conquense de El Herrumblar. Anda Alfredo en esa difícil tesitura de labrarse una carrera novilleril con lo difícil que está sumar festejos en esa categoría. Quede constancia de los buenos comentarios sobre su actuación ese día, con tres orejas en el esportón.

Ojalá los números, en uno y otro caso, sirvan para andar dejando constancia de la realidad. Aunque mucho nos tememos que lo del «mucho ruido y pocas nueces» volverá a ser la cantinela en cuanto se apaguen los focos de la temporada taurina. Si no, al tiempo.

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