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Joaquín Rábago

El poderoso lobby alemán del motor

El socialdemócrata Gerhard Schroeder, hoy lobista del gas ruso, fue conocido en su día como el "Autokanzler" (el canciller del automóvil) por el trato de favor de su Gobierno a esa industria.

Pero no fue el único gobernante alemán en favorecer al lobby del motor: también lo ha hecho, presionando a Bruselas en el tema de la reducción de emisiones, la cristianodemócrata Angela Merkel.

Y el actual vicecanciller socialdemócrata Olaf Scholz da la impresión de seguir por la misma senda: no parece haber político, ni en Berlín ni en la capital comunitaria, capaz de resistir a tan poderoso lobby.

Scholz ha presentado al gabinete de coalición del que forma parte un proyecto de ley que desgrava en Alemania a los automóviles de servicio dotados de motores eléctricos.

En principio sería algo de elogiar, pero hay que fijarse, sin embargo, en la letra pequeña: los automóviles favorecidos son en realidad los coches de lujo y los todoterreno de motor híbrido.

Y, como asegura el semanario Der Spiegel, tanto uno como otros funcionan con el motor eléctrico sólo los primeros kilómetros, tras lo cual pasan al de combustión, que gasta mucho más gasolina que los modelos tradicionales.

Los empresarios están de enhorabuena porque esperaban que el Gobierno estableciese una distancia mínima inicial de entre 60 y 80 kilómetros que esos vehículos habrían de recorrer con el motor eléctrico, pero el vicecanciller no pone tales condiciones.

Según la citada publicación, el cambio de opinión del político socialdemócrata puede tener mucho que ver con la visita que hicieron al Gobierno dirigentes tanto de la industria como del sindicato alemán del metal.

El sindicato presentó un estudio según el cual si se obligara al sector a reducir para el 2030 en un 50 por ciento, como se pretendía, las emisiones permisibles de CO2 de los vehículos de motor en comparación con los niveles que se registren en 2021, se perderían 100.000 empleos.

Cuanto más ambiciosas fueran las reducciones a que obligase la Comisión Europea, más rápidamente tendría que hacer la industria alemana, al igual que las de otros países, la sustitución del motor de combustión por el eléctrico.

Los ministros de Economía y del Tráfico, ambos cristianodemócratas, han defendido desde el principio al sector, y sus colegas socialdemócratas, tanto el vicecanciller como la responsable del medio ambiente, han terminado mostrándose también comprensivos.

Los defensores del medio ambiente temen por el efecto que todo ello pueda tener sobre el cambio climático: "Los fabricantes de automóviles y sus proveedores tratan de prolongar artificialmente la vida del motor de combustión en Europa", critican.

Si las reducciones se limitan a un 30 por ciento, como quiere Bruselas, los fabricantes, que ya engañaron manipulando los motores diesel, no tendrán problemas para cumplir, reconocen fuentes de la industria.

La víctima como siempre será el planeta€ y quienes lo habitamos.

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