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Manolo Alarcón

Ximo se moja

Viendo ayer al presidente Ximo Puig hacer fotos con su teléfono móvil al embalse de Aspe por el que entraba el riego de socorro del Júcar al Vinalopó, uno se pregunta si ya sabía que la Comisión Central del Acueducto Tajo-Segura iba a liberar a primera hora de la tarde los 20 hectómetros cúbicos del Tajo que los regantes llevan días reclamando y cuyo desembalse técnicamente estaba aprobado desde hace prácticamente un mes. Agua, no lo olvidemos, que ellos exigen pero de la que todos nos beneficiamos porque de ella bebemos. Lo de tensar la cuerda mes a mes sobre cuándo se va a dar lo que por ley nos corresponde y más después de haber escuchado a una ministra asegurar que los trasvases entre cuencas son una excepción, no sé si es lo que entienden en Madrid por crear una sensación de tranquilidad y seguridad en esos miles de agricultores alicantinos y murcianos que tiene su futuro pendiente de un hilo. En cualquier caso al menos está sirviendo para mostrar el posicionamiento del presidente de los valencianos en una cuestión fundamental para media provincia y especialmente para algunas de las comarcas que más le ayudaron a colocarse a día de hoy al frente del Consell.

Puig se fue de Aspe dejando tras de sí la sensación de que tiene muy claro de qué parte está. Si llamó a Madrid después de su visita para saber qué estaba pasando con esos 20 hectómetros cúbicos y movió con ello algún resorte, si sabía de antemano lo que iba a ocurrir y esas declaraciones estaban preparadas a conciencia o si lo hace por agradecimiento, necesidad o convicción da igual, lo importante es que el mensaje no cambie, que se siga mojando por la defensa de lo que él mismo recordaba es «la huerta de Europa». Pero si nos ha engañado y lo de ayer es un fraude, solo el tiempo nos lo dirá.

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