El calor del grave problema migratorio que sufre España, los «jóvenes cachorros» del PP se han venido arriba. Al final, va a resultar que los nuevos aires y el cambio de ciclo en el partido conservador son una suerte de «retro-renovación» con resabios xenófobos, autoritarios y excluyentes. Por no decir filonazis. La pasada semana, el nuevo líder Pablo Casado se pasó de frenada y alertó en Algeciras de que España no puede afrontar la llegada de «millones de africanos». Muchos parecen... Pero ayer, uno de sus aliados y promotores en esta provincia, Alejandro Morant -vicepresidente de la Diputación y alcalde de Busot por más señas-, le rebasó por la derecha cuando pidió «deportaciones masivas» de inmigrantes para frenar la «invasión silenciosa» del Islam. Más papista que el Papa, Morant deja en pañales a sus referentes Casado y José María Aznar para hacer suyas las tesis de la ultraderecha más cavernaria. Entre la astracanada, el insulto y el narcisismo, el vicepresidente de la Diputación tan pronto se compara en las redes sociales con Errol Flynt, como llama «manada de horcos» a los que critican sus exabruptos, «desgraciado de mierda» a Puigdemont y cuestiona las medidas de su partido contra la corrupción. Mientras la oposición en Busot y la corporación provincial sienten vergüenza y reprueban las salidas de tono de Morant y el presidente provincial del PP José Císcar asegura que el partido no piensa como el diputado de Hacienda, el titular de la Diputación, César Sánchez, hace mutis y se pone de canto; no se da por aludido. Es la inacción como nueva forma de liderazgo. No parece que Morant sufra un golpe de calor. Jactancioso y encantado de conocerse tras retirar ayer sus primeras palabras -inaceptables para cualquiera y menos para un cargo público-, da la impresión de que dice lo que piensa, piensa lo que dice y elige a conciencia el momento en el que decirlo. Muy bien. Es en este punto y a raíz de estos disparates cuando uno empieza a dar crédito a encuestas como la última del CIS y las más increíble aún de Compromís en Alicante que condenan al PP y dan aire a Pedro Sánchez y al tripartito del exalcalde socialista tres veces investigado por la justicia. Cosas más raras están por verse: como que César Sánchez ponga orden y cordura en el gobierno de la Diputación y su vicepresidente respete la dignidad del cargo que ocupa como alcalde y diputado.