Lo primero dar las gracias a todas las personas, pacientes, familiares, mujeres, hombres y medios de comunicación que están luchando por esta causa y me están ofreciendo todo su apoyo. Hacía tiempo que no me sentía con tanta fuerza para luchar y salir de esta.

Quiero que quede claro que el paso que he dado lo he hecho para ayudar a los demás pero sobre todo para ayudarme a mí misma. Puede que suene egoísta, pero creo que la única forma de salir de esto es hablar, dejar de sentir vergüenza y reclamar tus derechos como paciente. En cuanto a las disculpas de la gerente del Hospital de Sant Joan, Beatriz Massa, no coincidimos ni pacientes ni familiares en las propuestas que «supuestamente» se nos han ofrecido.

Y que quede muy claro que no sólo pedimos que abran la unidad en el mes de agosto, sino que también mejoren los servicios de la misma. ¿De qué sirve que reabran la Unidad si las pacientes se quedan solas en las habitaciones, sin ayuda psicológica y psiquiátrica? Durante el resto del año la ayuda es insuficiente.

La psicóloga y la psiquiatra encargadas de la Unidad son excelentes profesionales pero no tienen tiempo para tratar a pacientes ambulatorios e ingresados. Resultado de esto es la continua falta de información a la familia y al paciente, así como una desorganización que dificulta el buen funcionamiento de la planta. Todos los enfermeros y auxiliares que he conocido en mi camino me han ayudado incluso más que los psicólogos en esos momentos. Las pacientes se quedan en la planta a partir de las 15 horas. Las terapias grupales son escasas, por no decir inexistentes. Y el tiempo de las terapias individuales es muy reducido. ¿De qué sirve que mejores físicamente si psicológicamente te vas peor que cuando ingresaste? Reclamamos una Unidad específica para los Trastornos Alimentarios y un personal formado al menos en Salud Mental.

El personal de la planta es excelente y ha adquirido experiencia a base de trabajar con nosotr@s año tras año. Pero no se han formado con respeto a este tipo de enfermedades, y cuando se produce una crisis muchas veces no saben cómo actuar. Ellos, además, tienen que tratar a otros muchos pacientes (la Unidad ocupa el final de una planta y sólo hay 6 camas, el resto del pasillo está lleno de enfermos con otro tipo de enfermedades).

Muchas veces no tienen suficiente tiempo para atendernos y tenemos que esperar horas y horas para ir al baño o recibir nuestra medicación. No es su culpa. Ni la culpa de la psicóloga ni de la psiquiatra.

¿Culpables? No me gusta utilizar esta palabra, pero quizás sí que hayan responsabilidades políticas completamente desatendidas. Esto es una cuestión política, una cuestión de presupuesto y de prioridades sanitarias. Una cuestión de todos.