Cada vez son más los entrenadores que apuestan por el estilo que el argentino ha implantado en el Atlético de Madrid, un remedo mejorado del de Mourinho en sus buenas épocas, vividas sobre todo en el Oporto, Inter, y Real Madrid. El último mundial, ganado por la selección francesa del criticado Deschamps, ha sido un escaparate del nuevo estilo que se ha impuesto en la mayoría de los equipos, y en especial en aquellos que llegaron más lejos en la competición.

La Bélgica de Roberto Martínez, la Uruguay de Tabárez, como incluso la Brasil de Tite o la Inglaterra de Southgate han puesto en práctica la manera de entender el fútbol de Simeone. Portero de garantías, defensa contundente y arriba gente rápida al contraataque, siempre con el compromiso de todo jugador de presionar sin descanso al adversario. Gente canchera.

El éxito ha sonreído a casi todas las selecciones de estilo cholista. Desde la Francia campeona hasta Inglaterra y Bélgica semifinalistas, como el buen recuerdo dejado por los charrúas. La influencia del cholismo como nueva doctrina futbolística ha incidido notablemente tanto en las selecciones nacionales como en bastantes equipos de club. Ya no son tantos los que sacralizan la posesión como mejor método para ganar los partidos. Lo del juego bonito queda relegado por el resultadismo.

El nuevo entrenador del Hércules, Lluís Planagumà, ha declarado que quiere que su equipo sea «presionante, rápido y vertical». Virtudes propias del cholismo en su estado puro. El nuevo Hércules que planifica Portillo y del que es responsable Planagumá no escapa a la moda. El responsable del vestuario parece comulgar con el estilo de juego del Cholo Simeone. El cholismo ha llegado para quedarse y el equipo alicantino no parece que vaya a ser una excepción según la declaración de intenciones de su joven míster.

Pero para todo ello necesita que desde la dirección deportiva le armen un conjunto con jugadores que se comprometan a tope con él y tengan las virtudes que ese estilo de juego requiere. Un portero sólido, una defensa contundente, un centro de campo agresivo, unos delanteros rápidos y verticales, y lo más importante: el compromiso de todos los jugadores para con el equipo. Una buena defensa depende de la presión que se ejerza comenzando por los de arriba, desde el saque de portería del equipo contrario.

De entrada los fichajes realizados por la dirección deportiva tienen buena pinta. Vienen a reforzar las líneas más débiles del conjunto blanquiazul durante las últimas temporadas. Desde los centrales, tras la marcha de Álex Muñoz, hasta la incorporación de Carlos Martínez que le puede dar al equipo los goles que ha necesitado de sus arietes en los últimos tiempos. Sin dar mucho valor al marcador de los partidos de pretemporada, no cabe duda que en este quinto proyecto se intenta trasladar algo de la ilusión perdida en los últimos cuatro años.

Todo sea por conseguir de una vez el ansiado ascenso a Segunda División. Hasta las camisetas tienen buena pinta. ¿O será todo más ilusión y deseo que realidad? El tiempo dará y quitará razones.