Por suerte los españoles creemos en la democracia, o al menos esto estimo. ¿Pero en cuál de ellas?, porque hay una multiplicidad en cuanto al concepto, garantías y libertades. Como muestra una fugaz mirada a las principales a través de la historia.Partiendo de las no documentadas, como la tribal o la griega anterior al siglo VI en que aparece la democracia ateniense como primera reconocida históricamente, es en el siglo XII cuando en América se forma la Liga Democrática y Constitucional Haudenosaunee, considerada por varios pensadores como el antecedente más director de la democracia moderna.Sin embargo, en plena Edad Media aparecen las denominadas democracias urbanas, gobernadas por «un régimen aristocrático» (Italia), aunque paralelamente a ellas existieron las llamadas «campesinas» (Islandia) o las de los Cantones Suizos en el s. XIII, sin olvidar las Cortes democráticas del Reino de León (1188) que fueron consideradas revolucionarias y recogidas más tarde incluso por Rousseau.Es en Polonia donde para delimitar el poder regido aparece la Democracia de los Nobles, que es la precursora de la Monarquía Constitucional e incluso del federalismo y no hay que olvidar los «quilombos» o repúblicas democráticas de los afroamericanos brasileños.Dando un salto en el tiempo cabe señalar que existe una corriente en el ámbito anglosajón que propone combinar con las directrices de las instituciones actuales las aplicaciones del sorte, siendo Robert A. Dahl y Benjamín Barber los autores más distinguidos en este proyecto, junto con el catedrático de Filosofía del Derecho, Moral y Política de la Universidad de Barcelona, Juan Ramón Capella.Con todo ello podemos clasificarlas en:Democracia representativa cuando el pueblo se limita a elegir a sus representantes.Democracia participativa, cuando el pueblo tiene capacidad de expresión por medio de «referéndum», «plebiscito», «iniciativa popular» o incluso por «revocación de mandato».Democracia directa, semejante a la griega histórica y utilizada en Suiza, y dentro de esta misma se considera la «democracia líquida», cuando los ciudadanos pueden votar cada decisión del Parlamento.Y hemos dejado para el final una muy significativa y que hemos vivido más de los españoles. Me refiero a la «Democracia orgánica».Esta última la hace suya Hegel desarrollándose en el segundo tercio del siglo XIX en España por Julio Sanz del Río, Nicolás Salmerón, Giner de los Ríos y otros. En ella se condiciona el ejercicio de cualquier derecho individual a las decisiones tomadas en las corporaciones sociales «tradicionales», como la familia, el municipio o el sindicato, y sobre todo donde existe el «partido único». Es pues esta la realización política del modelo conocido como corporativismo que fue uno de los principios ideológicos de los fascismos históricos del siglo XX, y en España puesta en práctica entre 1945 y 1966-67 en que se aprueba como Ley Orgánica del Estado como imposición del régimen franquista.Y aquí es donde quería llegar, dejando al margen la democracia liberal o la socialdemócrata me quiero referir a una que ha aparecido en nuestra ciudad hace no sé exactamente el tiempo pero sí que está en auge, y sobre todo en lo concerniente a mayorías y minorías gobernantes que hacen de su capa un sayo y actúan con displicencia pero inequívocamente con una intención perversa, menoscabando el derecho individual de los ilicitanos.¿Quién debe decidir lo que se hace en un municipio la mayoría o la minoría de los representantes del pueblo? Pregunta que tan sólo los parvulitos tendrían que pensárselo y posiblemente no todos.En este caso, ¿qué es lo que decide el Ayuntamiento ilicitano ante una votación en la que los que forman la cúpula pierden su mayoría, siendo la oposición la que saca adelante el que se rebaje el Impuesto de Bienes Inmuebles en un 6,52%?pues que se inventan las argucias pseudolegales con una desfachatez inconmensurable y dicen que «nones», aún a pesar de lo que el ciudadano de a pie piensa y comenta.Y yo me pregunto si es que la ley de Democracia Orgánica aprobada por el franquismo se ha puesto otra vez en marcha porque entonces las autoridades hacían lo que estimaban más adecuado según su criterio, o es que los responsables de la ineficacia municipal están de acuerdo con el escritor estadounidense Charles Bukowski, que decía: «La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puede votar antes de obedecer las órdenes», porque no quiero ni pensar que sean seguidores de quien llegó a decir: «Basta con que el pueblo sepa que hubo una elección, los que emiten los votos no deciden nada, los que cuentan los votos lo deciden todo». O sea que el secretario general del Partido Comunista de la URSS, hasta 1953, Iósif Stalin, tenía para algunos la razón.Ahora bien, que pregunten a los votantes si están o no de acuerdo con ser corderos útiles sin más pretensiones que subsistir, o ser hombre y mujeres libres y conscientes de lo que esperan por justicia, igualdad y concepto real de la democracia.