La portavoz socialista en Orihuela, Carolina Gracia, cree que es Pedro Sánchez. Pero no lo es. No lo es porque incluso el actual Presidente del Gobierno tuvo que negociar con otros partidos el apoyo con sus votos en el Congreso para ganar la moción de censura a Rajoy. Los números daban y, aun así, debió sentarse a una mesa, negociar condiciones y consecuencias políticas de su pretensión, y esperar a los votos tras el debate. Carolina Gracia no es Pedro Sánchez, porque no tenía ni trece firmas para iniciar el trámite de una moción de censura ni trece votos para ganarla, como se regula en el art. 197 de la LOREG (Ley Orgánica de Régimen Electoral General).

Por eso, el PSOE oriolano no ha planteado ninguna moción de censura. Solo lo ha intentado. Y además con un chantaje absurdo, acudiendo a una notaría (indíquenme ustedes cuál, porque a servidor no se lo han dicho) y exigiendo que una parte del gobierno de Orihuela, la representada por los tres concejales de Ciudadanos, le regalara sus votos, sus escaños y su proyecto. Y luego que se marcharan. No sé quién se ha creído que es Carolina Gracia, pero no es Pedro Sánchez. Y si Ciudadanos no le dio sus votos a este hace mes y medio, menos se los íbamos a entregar a ella ahora y en estas condiciones.

La candidata de ficción socialista nunca quiso realmente plantear una moción de censura, pese a tanta alegación de dignidad y honorabilidad, porque nunca propuso una alternativa que no supusiera una rendición total de Ciudadanos en una batalla que no estamos librando nosotros, sino ella contra otros. Solo ha acertado en una cosa: no hacerse la foto de la puerta de la notaría con la vista perdida en el horizonte del «¿vendrán?». Pero Carolina Gracia debería saber ya que llegar a un gobierno, aunque sea de segundas, implica negociar. Y negociar supone ceder. Y ceder se traduce en no alcanzar todo lo que quieres, porque para lo contrario ya están las mayorías. Si las tienes, claro. Y ella no las tiene. Y debería saberlo porque le hubiera bastado con recordar algunas conversaciones del verano de 2015, cuando pudo ser alcaldesa pero le fallaron sus hoy sí fieles convencidos de Cambiemos Orihuela. Ellos fueron entonces la famosa muleta del PP, prefiriendo su gobierno en minoría a otro diferente en el que pudiera estar Ciudadanos, cuando nosotros, desde un inicio no íbamos a entrar en gobierno alguno que no presidiéramos. Así lo dijimos y así lo cumplimos. Fueron ellos, PSOE y Cambiemos, y su bloqueo desde la oposición, quienes provocaron la entrada de Ciudadanos en el ejecutivo local en febrero de 2017, hace diecisiete meses ya y diecinueve meses después de la investidura de un alcalde del PP solo apoyado por sus once concejales.

Pero el órdago socialista, esto es, que le entregásemos el gobierno para el plazo restante de menos de un año hasta las próximas elecciones, así, sin más, sin mirar siquiera de reojo a Orihuela, sí tuvo una contrapropuesta coherente desde nuestra posición: no nos pidan salir de un gobierno si no nos censuran a nosotros; intégrense ustedes en el mismo con el resto de grupos para cumplir todos, absolutamente todos, con los proyectos en marcha; aseguren la gobernabilidad del ayuntamiento . Y eso solo lo podía garantizar Ciudadanos, no Carolina Gracia. Porque ya hemos visto cómo Pedro Sánchez, su referente, no ha podido, ni querido, cumplir lo que dijo que iba a hacer al llegar al Gobierno.

Carolina Gracia dijo «no es no». Pero ni así. Y ahí se acabó su alternativa. Porque Carolina Gracia, obviamente, no es Pedro Sánchez. Ni de lejos.