Ocho días necesitan para montar la carpa blanca y los elementos múltiples, y solo dos emplearán para quitar todo. Pero aún queda mucha tela por cortar, ya que el Cirque du Soleil va a ofrecer toda su capacidad artística hasta el 19 de agosto en Alicante, en el recinto ferial de Rabasa, donde los espectadores podrán seguir viendo esta compañía nacida en 1984. Unos lo conocen y otros no lo han visto nunca, aunque todos tienen referencias de la mediática compañía canadiense con sede en Montreal.

El jueves hubo una actuación de bienvenida y anoche fue el estreno en la ciudad de Totem, cuyo creador y director es el multidisciplinar artista Robert Lepage. El espectáculo se estrenó mundialmente el 22 de abril de 2010. Más de cinco millones de personas han visto esta historia de la evolución humana y de los orígenes de los primeros pueblos. El ensayo general llenó totalmente las gradas bajo la lona. Y más de dos mil quinientas personas pueden admirar las proezas circenses en cada función y quedar siempre fascinadas con la mágica atmósfera, la belleza y el ritmo de las composiciones musicales y la amplísima troupe de acróbatas, actores, músicos y cantantes que proceden de veinte países, entre ellos España.

Caras familiares de la política y de la sociedad alicantina no quisieron perdérselo. Ni tampoco la población infantil y juvenil de los centros municipales socioeducativos de la Concejalía de Acción Social del Ayuntamiento de Alicante, además de otras entidades sociales y culturales. Una de las monitoras, Mariló Poch, señalaba la expectación que había generado en los jóvenes la visita como una de sus actividades veraniegas. Otros visitantes, José y Antonia, antes de la actuación, en el mercadillo de recuerdos, regalos y alimentos, estaban listos para «compartir las emociones» del gran Cirque du Soleil.

Se entra y la seductora atmósfera, en penumbra y con bóveda azul oscuro, engancha irremediablemente. Los técnicos y empleados cumplen su importante y no imposible misión, y las escenografías, el atrezo, el vestuario (que se inspira en animales, plantas y diseños tribales), los maquillajes, las coreografías, los números acrobáticos, el humor y la creatividad, en suma, entusiasman a todos los públicos con el hilo conductor de una ligera trama y la necesidad de romper límites, de soñar e incluso de volar hasta las cimas más elevadas. Se vuela, sí, en este circo contemporáneo con un elenco que desafía a la gravedad.

Entren, vean y déjense conducir por el gancho de la fantasía y la presentación de las distintas fases de la humanidad. Los fotógrafos de prensa cogieron sitio en primera fila, y los animadores calientan el lugar ya calentito de por sí, pese a la potente refrigeración. Un turista italiano alborota al personal, y el viaje comienza con el origen de la Tierra. El esqueleto de un amplio caparazón de tortuga es el símbolo totémico que carga con el peso del mundo. El hombre de cristal desciende y unos anfibios realizan acrobacias. Los aros de una chica tribal, o el trío con anillas y cuerdas haciendo piruetas, subidas y bajadas. Todo es posible cuando hay determinación.

En la superficie de un pantano rodeado de juncos se proyectan imágenes en acción que producen transformaciones relacionadas con la naturaleza. Los efectos especiales cautivan y realzan el talante poético. Y el puente escorpión es una plataforma capaz de moverse de distinta manera. Cinco mujeres orientales circulan en monociclos de más dos metros de altura y se lanzan cuencos, ubicados en los pies, a las cabezas propias o ajenas. Un aro grande sirve para dar vueltas y explorar acciones. La contorsionista es de goma con sus posturas, y un grupo evoluciona desde los primates hasta el ejecutivo con teléfono móvil.

Tras reponer fuerzas los artistas y la gente, la segunda parte tiene un arranque flamenco y taurino. El endiablado diábolo hace su difícil papel, o la pareja que realiza un arriesgado juego de seducción sobre el trapecio. El clima festivo barniza toda la muy teatral puesta en escena. La coordinación general es admirable. Un científico evoca a Darwin, y observen las posiciones de la española Denise García-Sorta en un estrecho círculo con patines, al igual que su compañero como soporte que da vueltas. Diversidad de disciplinas, malabarismos, pantomimas, equilibrios? O los espectaculares saltos en las flexibles barras rusas, utilizándose la luz ultravioleta del teatro negro, con los cosmonautas-saltadores que portan el colorido de ropas futuristas e inspiradas en civilizaciones perdidas de América del Sur.

El entretenimiento, la juventud y la fuerza del Circo del Sol no fallan, y los asistentes lo celebran con grandes aplausos. Siempre con mucho arte y la calidad y la superación permanentes de la marca Du Soleil, dentro de las lógicas similitudes entre unos montajes y otros de la emblemática compañía. Muchos recordarán las formas de huir de la tristeza en Quidam y la cabalgata festiva de Corteo, que visitaron Alicante en 2008 y 2011, respectivamente.

Ahora, he ahí el nuevo acontecimiento. La fiesta del final arde. Y el espectáculo sigue con la inventiva y el sello particular y luminoso del Circo del Sol. «Extraordinario», decían los espectadores al concluir.