Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Joaquín Rábago

Una escalada de incalculables consecuencias

Con su decisión de aplicar elevados aranceles al acero, al aluminio y otras importaciones, el presidente Donald Trump amenaza con provocar una escalada proteccionista de incalculables consecuencias.

Trump ha elegido como blanco no sólo a Europa o Canadá, sino también a China, a la que acusa, entre otras cosas, de estarse apropiando indebidamente de la propiedad intelectual ajena.

"Nos enfrentamos a una escalada", afirma el alemán Jens Südekum, experto en comercio internacional de la Universidad de Düsseldorf.

Para ese economista, el enemigo principal de Estados Unidos es el gigante asiático, al que trata de castigar con fuertes aranceles no sólo por el acero sino también por productos como los móviles, los frigoríficos o todo tipo de artículos electrónicos.

Es cierto que gracias al espectacular crecimiento de su mercado interior, China no es ya tan vulnerable como hace años: las exportaciones contribuyen a un 20 por ciento aproximadamente de su PIB.

Y, por otro lado, Pekín va a responder a EEUU con aranceles equivalentes a las que quiere aplicarle ese país y que castigarán a empresas como Boeing, Apple, Intel o Texas Instruments.

Pero, más allá de penalizar a China por sus continuos superávits comerciales, Trump quiere impedir, según Südekum, que ese país tome también la delantera en las industrias de futuro.

De ahí que en la lista de productos a los que aplicará aranceles punitivos figuren también muchos de alta tecnología como los satélites, los semiconductores o las baterías para los automóviles sin conductor.

De momento, China exporta poco de esos sectores, pero se trata de "aranceles preventivos, destinados a dificultar el futuro acceso (de esos productos) al mercado estadounidense", opina ese economista alemán.

Trump se ha referido negativamente en más de una ocasión al programa industrial "Made in China 2025", con el que, a base de multimillonarias subvenciones, ese país quiere convertirse en puntero en sectores tecnológicos de futuro.

Subvenciones que, junto a la apropiación indebida de la propiedad intelectual, preocupan también, y mucho, en Bruselas. La UE podría hacer ahí causa común con Washington, pero EEUU quiere hacer la guerra comercial por su cuenta.

A Trump parecen importarle un comino los acuerdos multilaterales firmados por sus predecesores o las reglas de la Organización Mundial del Comercio.

Su objetivo es acabar con el multilateralismo para que vuelva la ley del más fuerte, que no es otra cosa que la ley de la selva.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats