Tal parece que la sintonía de los partidos del Botànic decae ante el nuevo escenario electoral que se ha abierto con la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno de España. Habría decaído de todos modos, pues trascurridas tres cuartas partes de legislatura en la que se ha practicado un mestizaje de personas y equipos en las diferentes áreas del Govern de la Generalitat -con resultados no siempre satisfactorios- es lógico que, ante la proximidad de las elecciones autonómicas y municipales, los socios del Govern, PSPV y Compromís, se lancen a diferenciar sus respectivos mensajes. Pero, la verdad, no esperaba que el desmarque de Compromís fuera tan tempranero y tan grosero.

Sabido es que el Gobierno de Pedro Sánchez ha renunciado a cambiar los Presupuestos Generales del Estado, aprobados por el PP, en aras de mantener la estabilidad, teniendo en cuenta, por otra parte, el escaso tiempo disponible para elaborar otros alternativos, centrándose en la responsabilidad de elaborar y pactar los correspondientes al siguiente año. Pero hete aquí que Compromís ha empañado la lealtad que se supone que tiene con el Govern del Botànic y ha decidido mantener sus enmiendas a los presupuestos en el Senado, con el pretexto de defender los intereses de Alicante: no de «las comarcas del sur», que es como suelen denominar a la provincia, sino de la Provincia de Alicante. Por supuesto que esta posición es «legítima», pero a esto lo llamo yo deslealtad y falta de compromiso. Compromís sabe perfectamente que este alarde de interés repentino por la Provincia de Alicante no va a parte alguna y que lo que ha primado en su bien orquestada posición no es otra cosa que puro humo y propaganda.

Algo parecido sucede con la creación de la Agencia Valenciana de Innovación (AVI), un proyecto pensado inicialmente para que tenga su sede en Alicante pero que, pasado el anuncio, parece que hay interés en que vaya a operar mayormente desde la ciudad de Valencia. Espero que no sea así y que el Govern tenga en cuenta lo beneficioso que para Alicante es contar con una Agencia que aspira a tener cincuenta empleados y treinta millones de euros. Pero le ha faltado tiempo a los nacionalistas de Compromís, no para empujar en esa dirección, sino para airear las diferencias con los socialistas, alegando que la AVI invade competencias de la Consellería de Economía que ellos dirigen y, concretamente, con el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial. Un elemental sentido de la lealtad al Botànic habría aconsejado que Compromís arreglara sus diferencias, si es que las hay, en el seno del Govern, en lugar de aventar el conflicto, no se sabe por qué.

Seamos claros. Todos estamos de acuerdo, no este partido o el otro, todos, incluida la sociedad civil, los empresarios y los sindicatos, en que la Comunidad Valenciana arrastra un enorme déficit de financiación, agravado por el injusto reparto del vigente sistema, cuyo principal damnificado es el conjunto de la ciudadanía de la Comunidad. Una injusticia contra la que hay que pelear. Pero tan nefasta realidad no puede ocultar las diferencias que persisten y se agrandan en el reparto interno de los recursos de la Comunidad, especialmente en las mencionadas «comarcas del sur». Por hablar sólo del ámbito de la cultura, la situación de Alicante, en comparación con la de Valencia, solo puede ser calificada de penosa, si no de vergonzosa. Lo mismo ocurre con el capital humano, ya que son realmente escasos los alicantinos y alicantinas que tienen el privilegio de formar parte de los centros de decisión.

No sé exactamente cuál es el proyecto cultural y económico de Compromís: Me refiero al de verdad, no al que se cubre con la febril reunitis auto-alabanciosa de que hacen gala algunos de sus representantes. Pero me temo que aparte de hacer de Valencia un remedo barcelonés (por cierto, poco sostenible ambientalmente) una coalición como Compromís, en la que habitan formaciones nacionalistas y núcleos radical-catalanistas, se destaca por pensar en las «comarcas del sur», ante todo, como un territorio algo rarito, propicio a la evangelización, o peor aún, a la reeducación.

De todos modos bienvenido sea Compromís a reivindicar las carencias alicantinas. Hace algunos años habrían acusado a quienes lo plantean de ridículos localistas, o de algo peor. Fin de curso.