La llegada del verano nos devuelve a una de las tradiciones ilicitanas más arraigadas: los masivos desplazamientos a las zonas de playa, tanto a las que pertenecen a nuestro término municipal como, especialmente, a la de Santa Pola. En esta ocasión, la carretera que une nuestra ciudad con la localidad marinera se encuentra en un proceso radical de transformación que hay que tener en cuenta a la hora de circular por ella, para garantizar la seguridad de todos los que la utilizan.

Según la propia Conselleria, la carretera entre Elx y Santa Pola, la CV-865, es el vial autonómico más peligroso en la provincia de Alicante. A pesar de ello, desde la Generalitat siempre han ido dilatando las necesarias mejoras. Tal vez la causa sea que, excepto en los meses de verano, la cantidad de tráfico no es excesiva, aunque va en aumento. O que desde València no se le ha dado la suficiente prioridad para mejorarla. Incluso, cuando hace unos años, se decidió actuar en ella, se hizo a medias y nunca mejor dicho.

Sólo se actuó en el término municipal de Santa Pola. Allí se desdobló y se crearon diversas rotondas que permiten mejorar las entradas y salidas desde todos los viales que, en ellas, desembocan. Era una actuación que debería hacerse en todo su trazado, pero no se hizo. Incluso cuando el PP ganó la Alcaldía de Elx se dijo que, al ser del mismo color político ambas administraciones, la Conselleria retomaría las obras. Vana ilusión, ni un metro de mejora se hizo en esa época. Es ahora, con otro Consell cuando se han reiniciado las obras.

La actuación en el término ilicitano se está haciendo rotonda a rotonda, sin actuar en el resto de la carretera, lo que ocasiona problemas de congestión en alguna de ellas y máxime al tratarse de estas fechas veraniegas de gran tráfico.

No se sabe por qué se ha dado lugar a que esta actuación haya cogido casi en pleno verano, con las consiguientes molestias y peligros a los vehículos y, especialmente, ciclistas. Tal vez sea por mantener una rancia tradición española.

Es cierto que, a veces, las trabas burocráticas, las disponibilidades presupuestarias, etcétera, dificultan hacer las cosas en determinado momento, aunque entonces hay que pensar en la repercusión que pueda tener en los usuarios para prever que se vean lo menos afectados posible. Es, un poco, lo que ha pasado, lamentablemente, con el inicio de la temporada en las piscinas municipales y el retraso acaecido con la de Los Palmerales y El Altet.

Aunque para retraso el que se lleva en nuestra vecina localidad de Santa Pola con los chiringuitos de playa, tanto en el casco urbano como en algunas playas del litoral, que se han convertido en motivo de debate para propios y extraños. Si el cierre del denominado Peña Grande ya fue llamativo, la no apertura y posterior desmantelamiento de los ubicados en Santiago Bernabeu o Varadero, ha dado pie a todo tipo de comentarios por la situación creada. Que el Ayuntamiento quisiera regularizar y mejorar unas concesiones que, según parece, estaban caducadas o podían incumplir determinadas medidas en cuanto a ocupación u otras, parece totalmente justificable. Lo llamativo ha sido que, en plena temporada turística, aún no esté totalmente resuelto el tema. Tal vez de haberse iniciado antes los procedimientos para las nuevas concesiones y de haber agilizado la tramitación burocrática, se hubiera evitado la actual situación que, para muchos, es inédita ya que conocían y utilizaban dichos chiringuitos desde hace años. Siendo el objetivo municipal loable, era fácil pensar que habría algunas resistencias, a efectos de buscar la suficiente antelación en los expedientes para evitar la no prestación de servicios que se ha dado, en plena temporada, con afección negativa a la imagen turística de la ciudad.

En todo caso, a ver si es verdad una pronta solución, como se dice, y se comienzan a instalar los nuevos servicios y se recupera una oferta que siempre ha sido muy necesaria y exitosa y, sobre todo, antes de que se acabe el verano. Las prisas siempre son malas consejeras, pero tampoco la excesiva lentitud es lo mejor para el vecindario o los visitantes.