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La papeleta

Pere Rostoll

Hipocresía con Alicante

La organización de la Volvo Ocean Race se ha convertido casi en en el único gran evento de magnitud que se celebra en Alicante con una repercusión planetaria. Es la única herencia de la vieja política desplegada por el PP en el Consell con la que decidió Ximo Puig continuar cuando llegó al Palau de la Generalitat. Había dos motivos. Primero: la salida de regata con una serie de actos en las semanas previas a su inicio genera un importante e innegable retorno económico al tiempo que sirve de altavoz a la imagen de Alicante en el mundo. Y segundo: mantener el evento, canalizado a través de una empresa pública con sede en esta ciudad como Proyectos Temáticos y dirigida por Antonio Rodes, suponía un «gesto» del nuevo Consell de izquierdas con la provincia donde, en principio, el voto del bloque de derechas -PP y Ciudadanos- contaba con más vitalidad y un suelo electoral notable.

La última salida de la Volvo, celebrada el pasado mes de octubre y que era la primera organizada por el actual gobierno, se convirtió en un éxito que obligará a una mayor implicación institucional. Y hasta este momento ni el Gobierno de Madrid -antes con el PP y ahora con los socialistas- ni tampoco la Alcaldía de Alicante -otra administración en la que se ha producido un cambio- ni la Diputación han estado a la altura. Pero también necesitará de una mayor voluntad política para facilitar las medidas legislativas que permitan captar mejores patrocinios a través de la concesión de beneficios para las empresas colaboradoras.

Ocurre que el último debate de los presupuestos del Estado ha evidenciado la hipocresía en la que se mueven tanto el PP como el PSOE en su trato a Alicante. Ese debate, recuerdo, se inició con Mariano Rajoy en la Moncloa y Pedro Sánchez en la oposición. Los socialistas, con toda la razón, pusieron encima de la mesa una enmienda en la que pedían esos beneficios fiscales para la Volvo, propuesta que el PP con sus socios de Ciudadanos se encargaron de tumbar. Cuando los presupuestos llegaron al Senado, sin embargo, las tornas habían cambiado: Pedro Sánchez era ya presidente. Entonces a los socialistas no les interesaba presentar esa enmienda. Y se olvidaron de reclamar ese gesto político para Alicante, una de las provincias de España mas maltratada en el reparto de inversiones en los últimos años.

Pero al PP, que había pasado a la oposición y que cuenta con mayoría absoluta en el Senado, ya le venía bien volver a pedir ese respaldo para la Volvo -cierto que con una redacción genérica y muy light- para poner en un aprieto a los socialistas, al frente del Consell y ahora en la Moncloa. Y después de vetar la propuesta, la aprobaron en la Cámara Alta. Pero el sainete no se quedó ahí. A la vuelta del asunto al Congreso para su ratificación o rechazo definitivo, los socialistas junto a Podemos se negaron a avalar esa propuesta, similar a la que habían defendido en el arranque del debate. Pero es que, además, unos y otros -populares junto a Ciudadanos y socialistas con Podemos- también rechazaron otra enmienda a favor de esos beneficios para la Volvo que el diputado de Compromís por Alicante, Ignasi Candela, con el objetivo únicamente de sacar un titular y amparado en la libertad que le facilita no tener ningún enganche en Madrid, había presentado en el Congreso y que luego, cierto, mantuvo en el Senado. Ni una enmienda en todo el debate de presupuestos a favor de esta provincia, siempre la gran perjudicada.

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