Cada año, el día 1 de julio, desde hace más de 100 años, se produce el cambio de todos los órganos directivos de Rotary Internacional, es decir, los gobernadores, funcionarios y directivos de sus servicios centrales, así como de los 37.000 clubes distribuidos en 200 países y regiones de todo el mundo.

Esta renovación sistemática, como buena práctica de gobierno, ha contribuido a que Rotary perviva desde 1905. Pero no es por esto por lo que se trae a colación esta cuestión, sino que se hace para llamar la atención sobre la interdependencia organizativa de Rotary en un mundo cada vez más conectado, donde los clubes son nodos del sistema internacional. Los clubes rotarios son entidades aconfesionales y apolíticas, abiertas a todas las razas, culturas y credos, que se reúnen semanalmente para planificar proyectos de servicio a la sociedad, promover elevadas normas éticas en todas las ocupaciones y debatir temas locales y globales.

En el ámbito de las actuales relaciones internacionales, los principios y propósitos de la moderna «diplomacia pública» puede encontrar su precedente en el modo de actuar rotario. En este siglo XXI, como consecuencia de la llamada «globalización», se acentúa la necesidad de construir «vínculos de valor» entre los pueblos, buscando agentes en las relaciones para que renazcan dinámicas políticas, económicas y sociales que se instalen en los distintos territorios. Aquí también un grupo creciente de actores estatales y no estatales, entre los que se encuentra la organización rotaria, tratan de generar transformaciones estructurales que impactan a nivel local y propician la internacionalización de sus gobiernos.

Debemos saber que hace más de 100 años Rotary proclamó al mundo su irrenunciable compromiso con el servicio a la sociedad. La dedicación de la Fundación Rotaria, desde su origen en 1917, ha propiciado la comprensión mundial, la paz y la buena voluntad a través de la mejora en la salud, el apoyo a la educación y la mitigación de la pobreza. Varios miles de subvenciones humanitarias, becas profesionales y pro-Paz, intercambios de jóvenes y de grupos de estudio, entre otros, nos hablan de esta vocación prioritaria por aportar al desarrollo de los pueblos. En estos últimos 100 años, la Fundación Rotaria invirtió tres mil millones de dólares en proyectos humanitarios sostenibles.

Se da la circunstancia, desde una mirada alicantina y orgullosa, que el programa Polio Plus, una de las principales prioridades humanitarias de Rotary, tuvo como auténtico «inspirador» a Francisco Javier de Balmis y Berenguer (Alicante, 2 de diciembre de 1753), médico militar honorario de la corte del rey Carlos IV, que lideró la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna. Era debido a la temida viruela que por aquel entonces azotaba a la humanidad.

Carlos Canseco González (Tampico, México, 17 de marzo de 1921), médico de profesión y presidente de Rotary Internacional 1984-1985, lanzó el programa Polio Plus inspirado en la conocida «Expedición Balmis» de gran impacto benefactor en México, su país natal.

La idea de servicio, para los rotarios, se expresa conceptualmente en nuestro lema oficial: «Dar de sí antes de pensar en sí», que ha permitido durante más de un siglo entregar nuestro aporte diplomático silencioso y desinteresado al desarrollo en paz de los pueblos. Un aporte modesto, sin duda, pero que es comprensible que los rotarios nos sintamos orgullosos de ello y que lo recordemos particularmente en estas fechas de cambios en las presidencias de los clubes, como un estímulo más para mejorar nuestro servicio a la sociedad.