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Hacienda somos todos

A escasas horas de que finalice la campaña de declaración de la Renta 2017, el listado de morosos, cuya deuda supera el millón de euros con Hacienda, vuelve a inundar medios de comunicación y capitalizar las conversaciones en redes sociales. Son personas físicas y empresas que están catalogadas como deudoras porque la Agencia Tributaria les reclama esas cantidades, aunque en algunos casos esa reclamación es cuestionada y en otros las mercantiles están en fase de liquidación. Las cifras que incluyen este listado son astronómicas para la mayoría de los españolitos de a pie que han ido con su nómina, su pensión y sus ahorrillos a cumplir con sus obligaciones con el fisco. Hablar de millones de euros a contribuyentes que sudan la gota gorda cuando reciben una notificación de Hacienda porque se les va a practicar una liquidación paralela a su declaración al no haber consignado correctamente sus datos fiscales o porque han practicado alguna deducción a la que creían que tenían derecho, supone casi, casi una afrenta. Por no incluir en el mismo capítulo todos aquellos vericuetos de aquellos que por sus conocimientos fiscales o por contratar los mejores especialistas en la materia no tributan lo que les correspondería si se ajustaran a otros criterios más mundanos. Precisamente por eso, las amnistías fiscales, las campañas de regularización tributaria o estas mismas listas de morosos que, en teoría, se divulgan para el presumible escarnio de sus integrantes, tienen un efecto contraproducente, porque transmiten que, pese a todo, a las grandes fortunas, a las grandes empresas deudoras y a quienes manejan cuentas de elevados dígitos, no les sucede nada, aunque no sea en todos los casos así. Por eso cuando se creó el mensaje de Hacienda somos todos, de inmediato se replicó con eso de sí, pero de unos más que de otros.

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