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Análisis

El mejor jugador de España es el VAR

La Roja ya ha llegado más lejos en Rusia que en Brasil, y lo ha hecho sin pena ni gloria ni portero, aunque desde la posesión tan hegemónica como estéril del balón

España ya ha llegado más lejos en Rusia que en Brasil. No es decir mucho, pero es todo lo que tenemos por ahora. La selección se clasifica sin una derrota. Y sin un partido esplendoroso, aunque se exagere el debut ante Portugal. La incertidumbre dominante en vísperas de octavos de final viene descrita a la perfección, en las palabras pronunciadas por el propio Hierro. «Me da pena pensar que algún día querré ver de nuevo este espacio, tornar a este instante. Me da pena soñarme rompiendo mis alas, contra muros que se alzan e impiden que vuelva a encontrarme». En efecto, así reza un poema del aleccionador José Hierro, el inolvidable Luz de tarde.

El seleccionador Fernando Hierro no se formó en la academia de los entrenadores líricos, ni tampoco de los audaces. Pese a la austeridad de sus recursos, se amagó con la hipótesis de que concediera descanso a Iniesta. Tras el admirable tercer partido del jugador chino, no solo es incomprensible que España prospere sin su concurso, sino que es forzoso compadecer al Barça por la pérdida.

Hierro acertó al mantener a Iniesta. A cambio, el seleccionador volvió a dar descanso a De Gea, sin necesidad de sustituirlo. La única intervención hasta la fecha del guardameta había consistido en un gol en propia meta ante Portugal. Ayer gozó de la segunda oportunidad, en un mano a mano con un jugador marroquí. El balón le goleó entre las piernas, una humillación en la jugada favorita de Casillas.

De Gea detuvo un posterior encontronazo con un rival, pero solo porque el inexperto marroquí disparó a bocajarro al cuerpo del portero, que adoptó la mínima precaución de encoger las piernas para no acabar corrido como en su intervención inaugural. Ya en la segunda mitad, el guardameta se enteró después que los espectadores de que un balón marroquí se estrellaba contra el palo de su portería. El trallazo merecía una diana, y por De Gea no iba a quedar, según demuestra su estatua en el segundo gol. (Los lectores avisados habrán advertido que no citamos por su nombre a ningún jugador de Marruecos, la exigencia de documentación tiene un límite).

Sé que bordeamos el ensañamiento, pero Marruecos se había pasado dos partidos sin marcar un gol, hasta que De Gea le fue propicio. A cambio, el portero español ha tardado doscientos minutos en efectuar una parada. Con estos antecedentes, el mejor jugador de España es el VAR, el ingenio robótico que anuló una diana potencialmente desastrosa de Irán y marcó ayer un gol previamente anulado por el linier. Con Hierro, la selección ha despegado al reino de la Inteligencia Artificial.

Una vez consolidado el primer empate por el omnipresente Isco a pase del providencial Iniesta, la selección solo disponía para deshacer el empate de la artillería pesada de Diego Costa, casi tan español como Piqué. Este chiste malo pretendía traer a colación que los dos centrales españoles están más pendientes de su acicalamiento que de su rendimiento.

En el intermedio del campeonato, España ha cumplido sin pena ni gloria ni portero, aunque desde la posesión tan hegemónica como estéril del balón. Verbigracia, en la primera parte ante Irán, el afiligranado Isco dio más pases que el conjunto de los rivales. Espera Rusia, con todos los inconvenientes del anfitrión. Es preferible a Uruguay, que ayer jugó como si ya fuera campeón del Mundo.

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