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Quien diga que los premios no dan el pan, miente

En Hogueras todo cuenta, y todo pasa factura; si no, que nos lo digan a los artistas alicantinos cuando, en algún momento, las cosas no han salido como se esperaban. 90 años de fogueres que hacen a uno pararse a reflexionar a dónde ha conducido todo aquello por lo que pelearon y lucharon los hombres y mujeres de antaño. Una estética única, nuestra, mediterránea y con aire a innovar y evolucionar. Una escuela de arte avanzado que se expone en las calles donde los artistas desahogan sus libertades en pro de captar la atención del público. Pero ahora, ¿dónde está la diferencia?, ¿dónde está la «herida de muerte» de la foguera alicantina?

Presido el Gremio de Artistas de Hogueras desde hace tres años. Mi mandato ha supuesto muchos cambios en la forma de entender nuestro colectivo, hemos tratado con cariño y solidaridad el deseo de ser artista de un chico con síndrome de down, hemos creado un premio para la mejor escena sobre el oficio de artista de fogueres, hemos incluso indultado un ninot que representa nuestra artesanía, fomentamos la formación a nuestros artistas en todo aquello que más moderniza el sector, así como una exhaustiva limpieza, cura y purga de todo lo que nos ha maltratado, mutilado y sobre todo, empujado a una situación en la que los artistas de la tierra, los de ALICANTE, los que tienen familias alicantinas, los que son vecinos de foguerers, socios en barracas o clientes en las tiendas de la provincia, vemos cómo poco a poco nos hemos quedado sin hogueras importantes que plantar, cómo los premios, los mismos jurados de nuestra ciudad, premian y evidencian un giro dramático a las modas que nos pueblan. Siempre que hago esta reflexión, me sacuden las mismas coletillas: «es que la plantà, que si los pagos, los premios, la seriedad?». El artista alicantino señores, tiene nobleza, ganas de trabajar y, sobre todo, defiende algo de nuestra tierra, algo que nació de nuestros artistas más ilustres, una identidad que se está perdiendo, ya que los compañeros que vienen a plantar de fuera, utilizan aquello que sus obradores les permiten, su talento y su indiscutible profesionalidad y buen hace, que también se encuentra aquí, sumando el plus de necesidad de trabajo, de sustentar a sus familias, y lo más importante de honrar a su tierra y su ciudad.

Me cuesta creer que aún dura el castigo, me cuesta entender que sean las comisiones de hogueras tan rencorosas que a cada fallo que haya podido haber en el pasado, muy pasado, se haga tanto daño a los nuestros, me cuesta tanto comprender que se sientan orgullosos de lo que traen de fuera, en vez de defender lo que tenemos dentro. Hasta incluso las generaciones de ahora, no son capaces de defender algo tan nuestro y que está cambiando tan a pasos de gigante que no vemos el daño moral que en el artista alicantino está produciendo.

Felicito desde aquí a los premiados en las Hogueras, artistas todos que con su talento y su buen hacer marcan un camino y unas tendencias que posibilitan una evolución. Visitando hogueras, uno se da cuenta de la diferencia estética que traen y que aquí creamos. No es un discurso éste victimista, sino reflexivo para hacer ver que el mundo de les fogueres ya no siente cariño ni admiración por nuestras propuestas, le da igual invertir sus presupuestos en artistas de fuera, produciendo así una fuga de capitales importante. Así se imposibilita la salida de nuevas promesas, de nuevos artistas que, como a todos nos ha pasado, necesitan de esa ayuda que las comisiones prestan para crecer en una profesión que nos devora por dentro y que ya tiene su reflejo en lo que nos traen de fuera.

No quiero resignarme a creer que aquello por lo que creyeron y lucharon los artistas de antes no seamos capaces de defenderlo los de ahora, y mucho menos que les fogueres velen por sus intereses y su tranquilidad, cuando desde hace tiempo se ve que el artista alicantino ha recuperado fuerzas, seriedad y ganas de trabajar por les fogueres y por Alicante.

Ojalá llegue un centenario cargado de bonanza y esperanza. Está a la vuelta de la esquina, son 10 años de nada, en los que podemos estar todos, o ya no quedar nadie. Defendamos nuestros artistas, hay que protegerlos, son la identidad y seña de nuestro pueblo y los que crearon la diferencia estética que con tanto orgullo ha diferenciado nuestras Fogueres de las Fallas.

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