Puente o alambre. Esas son las dos opciones que tiene el Elche y con esa tremenda responsabilidad jugarán esta tarde los hombres de Pacheta la segunda final ante el Villarreal B.

Si logran el ascenso, conseguirán a la vez tender un puente hacia un futuro con una mirada mucho más optimista para el club franjiverde. Si no logran subir a Segunda A, seguirá el Elche cual fonambulista ciego balanceándose sobre el alambre, aunque siempre con el corazón de su afición como protectora red de seguridad.

Sorprendió el Elche en el partido de ida, con la inclusión de Nino desde el inicio. Algunos aficionados iban al campo solo para ver como el «Torpedero» de Vera levantaba las pulsaciones de la afición entrando en los últimos minutos para marcar goles y decidir los partidos. Acertó una vez más Pacheta y disfrutaron un poco más de su ídolo los aficionados franjiverdes. También sorprendió el Elche con el infernal ritmo con el que inició el partido. En esos primeros diez minutos pudo hacer naufragar definitivamente al mini submarino amarillo.

Atención, porque aunque el 2-0 es un buen resultado, no es la diferencia real entre estas dos escuadras. El Villarreal B posee una descomunal calidad individual y cuando esa calidad entra en erupción es un equipo demoledor. Mientras que por su lado el Elche CF posee una gran experiencia e inteligencia táctica para leer los partidos y llevarlos en la marcha más conveniente para sus intereses.

Solo puede subir uno y el Villarreal B lo pondrá muy difícil, pero el equipo ilicitano toca el ascenso con los dedos y no se le puede escapar. Además el «Aromas Ilicitanos» tiene magia. Estoy seguro que esta tarde volverá a sonar atronador para viajar desde el Martínez Valero y unirse a esos Ilicitanos que estén desgañitándose en la Ciudad Deportiva del Villarreal alentando a sus gladiadores. Alentando al equipo de sus corazones. ¡Mucho Elche!