Me ha encantado saber que parte de los migrantes del Aquarius han sido acogidos finalmente por Cáritas y otras instituciones de la Iglesia católica. Es buenísimo, no me digan que no. Después de tanta parafernalia publicitaria por parte no sólo del Gobierno nacional sino también del de nuestra Comunitat, de la bienvenida multitudinaria con casi más periodistas que refugiados, de los cánticos y demás, cuando ha llegado la hora de la verdad entonces ha habido que echar mano de la Iglesia. Qué bonito, Compromís derivando a los refugiados hacia Cáritas es una estampa enternecedora. Porque una cosa es predicar y otra dar trigo, que aunque lo de la prédica lo practiquen ambos bandos el que da trigo es uno nada más. Lo malo es que la propaganda nos puede salir muy cara, habida cuenta de la reinstauración por la vía rápida de la sanidad universal al hilo de la llegada del barco a nuestro país. No sabemos, porque nadie nos lo ha dicho, lo que va a costar a las arcas públicas esta medida, ni si nos la podemos en consecuencia permitir. Dudo mucho que lo sepa ni el propio Gobierno, porque no ha tenido tiempo material de estudiarlo. Sin tener las cuentas claras, dar un paso al frente de estas características cuando, por decir algo, tenemos a los jubilados con incrementos irrisorios de sus pensiones, es incomprensible. Por cierto, que más de un refugiado del susodicho barco al día siguiente de llegar a España no apareció ya por el centro en el que los tenían acogidos, lo que demuestra que no estarían tan enfermos como decían, al menos los que se fueron. Y todo esto cuando por el sur y sin tantas alharacas no para de llegar gente en pateras, justo en los mismos días, pero sin recepciones televisadas, que en esto también hay categorías. Es la cobertura mediática de determinadas noticias lo que las eleva de nivel, que a veces parece que los medios sean como el toro cuando el torero le enseña el capote.

En el otro extremo, uno que ya no quiere ser noticia, me refiero a Rajoy. Y sin embargo lo es a su pesar, porque es un hombre que se viste por los pies. Ha limpiado su imagen con su decisión de apartarse de la política por completo y dejar la mamandurria expresidencial, lo ha dejado a todo el mundo de una pieza, porque no estamos acostumbrados a ver este nivel de honestidad. Ha callado muchas bocas y es cierto que lo ha hecho porque podía, sin duda, pero es algo de lo que no todo el mundo puede presumir. Enhorabuena, señor registrador.