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Desde mi terraza

Y sin embargo...

A San Sabina se le rompió la voz en su último concierto a mitad de la canción Y sin embargo, una de las más bellas de su bellísimo repertorio; beberse la vida a grandes tragos trae eso, pero tengo mis dudas de si es mejor beberla a sorbos para que te dure más. Y con frecuencia recuerdo al vitalista Joaquín cuando me calzo la camiseta que compré en la tienda-bar que uno de sus paisanos puso, en su honor, en Úbeda, su pueblo natal, y que se llama Calle Melancolía; siempre admiré su vitalismo, y sin embargo?lamentaría que tanta vitalidad nos privara de su voz y su mensaje tan amargo como poético y esperanzador. Urdangarín, el exduque, duerme en soledad en una cárcel abulense desde hace dos días; y ya circulan en las redes cientos de chistes como éste que reza: «Si una persona entra en una cárcel donde nadie lo vio entrar, donde ningún otro preso lo puede ver? ¿Realmente está en la cárcel?». Su aislamiento en una prisión como único preso masculino está siendo discutida al atribuírsele trato de favor; y sin embargo?creo que la medida es acertada porque ahorrará gastos en seguridad y el peligro de confrontaciones con otros reclusos que podrían cebarse en él, dada su condición de ilustre cónyuge-chorizo. La pérdida de libertad es suficiente castigo, y más para alguien localizado en un entorno social privilegiado, y que tan mal supo administrar; a descubrir si es capaz de administrar también su soledad y su aislamiento, que para alguien equilibrado sería una suerte a agradecer.

Pedro Sánchez, flamante y legal nuevo Presidente de España aunque algunos no le atribuyan legitimidad al no haber sido sancionado por las urnas (todo llegará) va a necesitar mucho temple para enfrentarse a dos de sus más inmediatos objetivos: la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos y entregarlos a la familia para su entierro privado, hecho que de llevarse a cabo levantará ampollas, de nada sirve recordar a los nostálgicos que en Alemania e Italia es difícil encontrar un vestigio que recuerde las figuras de Hitler y Mussolini, respectivamente; el otro «marrón» que deberá comerse el presidente será la propuesta de legalizar la eutanasia, tema delicado donde los haya y sin embargo tan humanamente comprensible. Será la Iglesia el principal obstáculo a abatir, y a los millones de seguidores que mantienen una actitud negativa al respecto, en mi opinión totalmente errónea, además de ausente de caridad cristiana. Felipe VI se enfrenta en estos momentos a un muro llamado Donald Trump, por el tema de los inmigrantes mexicanos para que cese la crueldad del encierro en jaulas de miles de niños a los que la sinrazón ha separado de sus padres. Y sin embargo es obligación de nuestro joven rey plantear al tosco multimillonario empresario newyorquino, elevado a inquilino de la Casa Blanca, ese mínimo respeto a los derechos humanos. Y por si faltaba algo o alguien, don Mariano Rajoy ya está en Santa Pola al frente del Registro de la Propiedad que abandonara hace 28 años para dedicarse a la política. Don Mariano no se ha dado respiro, ni siquiera unos días de retiro y de aislamiento para ordenar el puzle que debe tener en la cabeza; me recuerda a mi añorado alcalde Lassaletta, quien al día siguiente de su obligado abandono de la alcaldía se metió en el Archivo Municipal para zambullirse en legajos y desempeñar su labor de historiador, y así estuvo dos años, sin darse tregua, hasta que terminada su labor se quedó vacío y tomó posesión, esta vez de una depresión que le llevaría a la tumba. Y sin embargo? ambos fueron dueños de sus decisiones, acertadas o no. España aborda un verano que se presume intenso; Alicante aborda sus fiestas mayores con el peligro de pólvora incontrolada que ojalá no nos sobresalte con imprevistas explosiones. Y en este complicado ojo del huracán, en esta España todavía un poco de charanga y pandereta, como diría Juanita Reina, «No debía de quererte?y sin embargo te quiero».

La Perla. Antonio de Senillosa, a quien tuve el placer de conocer en las noches del Boccacio madrileño, fue un político perteneciente a la aristocracia rural catalana, monárquico y secretario político de D. Juan de Borbón en Cataluña, diputado y preceptor de D. Juan Carlos de Borbón, algo playboy, divertido e ingenioso. En cierta ocasión le preguntaron cuál era la enseñanza principal que impartió al entonces joven príncipe: «Aprender a aguantarse el pis».

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