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Joaquín Rábago

Alemania, solidaridad limitada

Sólo a una solidaridad limitada con las alegres y despilfarradoras "cigarras" del Sur parece estar dispuesto el Gobierno de coalición que preside Angela Merkel.

En ningún caso aceptará Berlín la conversión de la UE en lo que en la jerga comunitaria se conoce como una "unión de transferencias", que supondría una ayuda incondicional de las economías excedentarias a las deficitarias.

Según los críticos de esa idea, los países fuertemente exportadores y ahorradores del Norte, es decir las hormigas de la fábula, se verían obligados en tal caso a responsabilizarse de los desajustes del Sur.

Y a ello se opuso obstinadamente el anterior ministro alemán de Finanzas, el cristianodemócrata Wolfgang Schüssel, y también lo rechaza su sucesor, Olaf Scholz, aunque sea de otro partido: el socialdemócrata.

"Si se quiere, como yo quiero, que la UE no se convierta en una unión de transferencias ni se mancomunen las deudas, cada país tendrá que hacerse responsable de sus finanzas", sostiene Scholz (1).

Lo único que, en vista del grave problema de paro en algunos países de la UE, podría aceptar Scholz es "complementar" los seguros nacionales de desempleo con uno de ámbito europeo.

Éste entraría en acción en caso de que, a consecuencia de una grave crisis económica, se creciera fuertemente el paro en un determinado país de la eurozona y sometiera a presión excesiva el sistema nacional.

Claro que se trataría en cualquier caso sólo de un préstamo, pues el país al que se prestase esa ayuda tendría que devolver el dinero una vez superada la recesión.

Alemania no perdería nada, asegura Scholz para tranquilidad de sus compatriotas, porque ello no afectaría a las "reservas de la Agencia Federal del Trabajo" ni equivaldría a "mancomunar" las deudas, ni viejas ni nuevas.

Scholz propone en cambio, en consonancia esta vez con el presidente francés, Emmanuel Macron, resucitar la vieja idea de un impuesto europeo sobre las transacciones financieras y operaciones bursátiles.

Es una idea que de momento no aceptan todos los países de la UE, pero que Scholz asimila al sistema fiscal federal que rige en Alemania, donde el Bund (Estado federal) y los "laender" deciden en común su configuración.

"Hacer de un impuesto de ese tipo una fuente de ingresos a nivel europeo no es algo que haya estado hasta ahora sobre la mesa. Pero es el momento propicio", dice el ministro.

Por culpa de la salida de un contribuyente neto como el Reino Unido del club de Bruselas se producirán sin duda grandes agujeros financieros en la UE, y esa podría ser una solución, según Berlín.

Con todos esos y otros peros del Gobierno alemán a la solidaridad que reclama el Sur, Berlín se ha aproximado algo a las tesis francesas en la última cumbre entre el presidente Macron y la canciller Merkel.

Así, el fondo de rescate europeo no se limitaría a ayudar a los países necesitados con créditos a largo plazo para reformas estructurales, sino que podría también concederles préstamos puntuales para aminorar las consecuencias de eventuales crisis.

A partir del año 2021 habría además un fondo especial que permitiría a los países de la eurozona invertir en capacitación y formación permanente, aunque queda por decidir de dónde saldría el dinero, mucho menos en cualquier caso que lo que quieren algunos.

Poco parece haberse avanzado de momento en el tema de la creación de un seguro europeo de depósitos bancarios, idea que parece producir urticaria y no sólo en Alemania.

(1) En recientes declaraciones al semanario Der Spiegel.

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