Se ha conocido ahora el enorme malestar existente en las comunidades próximas al volcán del Fuego, tras la violenta erupción padecida a comienzos de junio. Y todo porque habría ocurrido un episodio de segregación social a la hora de transmitir las alertas en la zona. Un hotel de lujo instalado en la falda del volcán -manda narices que se siga permitiendo este tipo de implantaciones en áreas de muy elevado riesgo- habría recibido con antelación los avisos de evacuación de sus instalaciones por parte del organismo estatal encargado de realizar estas alertas. Este hecho habría permitido alejar de la explosiva erupción con tiempo suficiente a clientes y empleados del hotel. Por el contrario, en las comunidades próximas, singularmente en El Rodeo, el aviso habría llegado tarde, y esto habría impedido sacar con antelación a la población allí residente. El resultado: más de cien víctimas mortales y varias decenas de desaparecidos. Este tipo de actuaciones, inconcebibles en un país como el nuestro dónde los avisos y alertas tienen un carácter universal, todavía serían moneda común en áreas del mundo menos desarrolladas. Las bombas volcánicas y los lahares generados por esta erupción sepultaron tierras y personas en pocas horas en los poblados cercanos. En el resort, ni una víctima mortal. Cuando los estudios sobre riesgos naturales señalan que en las próximas décadas las pérdidas económicas ocasionadas por los desastres van a ir en aumento, a veces se olvida que estos mismos estudios señalan que, asimismo, va a aumentar la brecha ya existente entre los grupos sociales con más y menos recursos económicos en relación con la mortalidad prevista. El primero, los ricos, cada vez registran menos víctimas; el segundo, los pobres, cada vez más. La dificultad de acceso a la información de avisos, por carencia de medios para recibir estos mensajes o por segregación interesada a la hora de su transmisión, resulta letal. Resultan incomprensibles estos hechos. Pero siguen sucediendo, en claro incumplimiento del principio básico universal de la igualdad de todos los seres vivos en las acciones de salvaguarda de sus vidas.