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Miguel Vilaplana

Apuntes

M. Vilaplana

Estado de excepción

Dieciocho años nada menos han transcurrido para que los alcoyanos hayan podido ver algo tan habitual en cualquier otro municipio como un camión regando las calles. Prácticamente el mismo tiempo que ha costado que las fuentes de la ciudad vuelvan a manar, o que el agua de los grifos deje de tener un intenso e insufrible sabor a cloro. Superada la crisis epidemiológica de unos brotes de legionela que se cobraron más de 300 afectados, y después de los iniciales palos de ciego de las autoridades sanitarias por detectar el origen, justo es reconocer que finalmente las medidas han resultado efectivas y que Alcoy, poco a poco, logra salir del estado de excepción.

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