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Opinión

¡Este VAR sí que va!

Pese a que los detractores de la implantación de las tecnologías en el deporte auguraban que el uso del VAR iba a causar problemas, más que resolver las dudas en las jugadas polémicas, la realidad ha demostrado la necesidad de hacer desaparecer los miedos a los cambios. Porque la tendencia al conservadurismo suele excluir la introducción de modificaciones en la forma de afrontar la búsqueda de soluciones. Y en el fútbol ha costado convencerse de que la ayuda de la antiquísima «moviola» que veíamos en aquellos programas de los lunes se está aplicando en el mismo instante en el que se desarrolla la jugada.

Se pensó que el VAR iba a sustituir al árbitro y le iba a restar autoridad decisoria. Pero se ha demostrado que no es así. Por ejemplo, en la jugada de Diego Costa, en su primer gol, los responsables de cabina le dijeron al árbitro que hubo contacto previo con Pepe, pero el árbitro decidió que no era de la envergadura para anular el gol. Y en el partido de Francia, nuestros vecinos estarán alabando las excelencias de esta novedad, porque les dieron el penalti que transformó Griezmann y el gol de Pogba.

Pero no se trata de que el VAR te dé o te quite. Se trata de que se haga justicia en el deporte, y que jugadas difíciles de percibir con el ojo humano, dada la rapidez en la que se desarrollan, sean resueltas con arreglo a la verdad, dejando poco margen al error, o ninguno. Pero ello, sin restarle en modo alguno su capacidad de decidir al juez del partido, dado que dispone de los «consejos» o «advertencias» de la cabina para señalarle que la jugada puede ser dudosa y que, siempre que lo considere, puede acercarse al televisor que dispone, y sin que nadie pueda acercársele, para decidir finalmente.

El árbitro tiene la última palabra, como siempre, y no se trata de que la máquina haya sustituido a la persona, sino que sirve de ayuda para subsanar las lógicas carencias del ser humano. Si recordamos el penalti a Griezmann nos daremos cuenta de que era imposible que el ojo del árbitro hubiera percibido el leve contacto que existe entre la bota del jugador del Atlético y el defensa, pero la advertencia de la cabina provocó la consulta y la toma de decisión.

El VAR otorga seguridad al juez del partido para decidir, y reduce los márgenes de error, o los anula al máximo. Pero otorgando el margen de decisión necesario que es preciso para discernir la gravedad de la jugada, ya que no se le puede pedir al sistema tecnológico que dictamine sobre si la mano fue intencionada, o no, o si el balón fue a la mano. Para esto está el árbitro, por lo que el sistema es perfecto.

Y por ello, el VAR ayuda a acertar, y la servidumbre de la detención del juego unos segundos no es una traba excesiva para compensar la seguridad que nos está dando y la que nos va a dar. Abramos la puerta, por ello, a los cambios? y sin miedo. Que para errores ya se han cometido muchos.

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