Es pronto para valorar la utilidad del VAR en el Mundial porque llevamos tres jornadas, pero sí que se puede decir que está cumpliendo con las expectativas. Si la idea es corregir algún error arbitral, la valoración tiene que ser positiva.
El mejor ejemplo es la jugada del primer penalti ayer en el Francia-Australia. Por lo que se pudo apreciar por televisión, el árbitro tuvo dudas y decidió no pitar. Es la misma recomendación que se hace a los asistentes: en caso de duda hay que dejar seguir el juego.
Para los árbitros saber que tienen el VAR detrás es una gozada. El gran problema del arbitraje son las jugadas rápidas y ahora, con la cobertura de la tecnología, se puede actuar con más confianza. Sabes que, si es necesario, hay una persona que te va a ayudar.
Gracias a una de las repeticiones se pudo apreciar que el defensa australiano toca primero el balón, pero después con la otra pierna zancadillea a Griezmann. Así que es penalti.
Algo totalmente diferente es lo que ocurrió con las jugadas polémicas del España-Portugal. Rocchi vio el contacto de Nacho y Cristiano, así que no necesitó consultarlo. También puede haber falta de Diego Costa a Pepe, pero es interpretativo, ahí no interviene el VAR.
Y una reflexión importante: los jugadores no pueden reclamar a los árbitros que consulten las imágenes. Si hacen el gesto típico de revisión del monitor pueden ser castigados con tarjeta amarilla por protestar.
