En este tiempo de la posmodernidad todo se acelera a la velocidad de lo incierto. Hace una semana este espacio iba dedicado a comentar la nueva encrucijada en la que se situaba la tauromaquia ante el nuevo gobierno surgido tras la moción de censura que aupó a Pedro Sánchez hasta la presidencia y el nombramiento posterior de Màxim Huerta como Ministro de Cultura. Pues miren por dónde, por unos cientos de miles de euros declarados como no se deben, con su correspondiente resolución judicial olvidada por el interfecto, nos han traído el ministerio más fugaz de cuantos ha habido: menos de una semana.
Y otro nuevo nombramiento ha llegado, claro: José Guirao. Y ya andan los rotativos buscando puntos negros en el pasado y presente del nuevo hombre al frente de Cultura. Ya se verá si no hay dos sin tres, como dice el refrán, o si en este caso tiene más recorrido que el televisivo pupilo de Ana Rosa Quintana. Lo cierto es que, preguntado por el asunto de los cuernos, el reconocido animalista Guirao ha tratado a la tauromaquia como cultura: «entiendo lo que es el arte de la tauromaquia, su tradición, su implantación». Bueno, pues ya es algo, qué quieren que les diga. Ya veremos con el paso del tiempo -si es que pasa en ese puesto- si las palabras se vuelven hechos, que al final son los que hablan por las personas.
Y es que parece que ciertos aires de concordia se respiran, aunque a bocanadas cortas, en los últimos tiempos políticos. El pasado jueves, sin ir más lejos, los asistentes al IX Pregón Taurino escucharon cómo el alcalde Luis Barcala le echaba flores a la socialista Gloria Vara, antigua concejala responsable de los avatares taurinos de la ciudad, por su postura firme para que se respetaran los derechos de los aficionados a pesar de los deseos de los ex-socios de gobierno del equipo de Echávarri. Sin ambages, con tono de sinceridad en el reconocimiento. Ojalá no sea efecto de la minoría de asientos en el pleno municipal sino que en realidad se trate de la venida de un tiempo político de mayor empatía y menos enfrentamiento vacuo para nuestra «terreta», que bien lo necesita. A tal señor (y señora), tal honor. A Barcala por su gesto. A Gloria Vara por haber defendido una causa, la taurina, que no era la suya personalmente, pero que entendió como un derecho de los alicantinos, a quienes sí tenía la obligación de representar y defender. No sé si estos años de cercanía obligada le habrán aficionado al asunto taurino. Eso ya será una decisión personal. Pero en lo que le tocaba como responsable munícipe de todos los vecinos, ciertamente actuó como debía, al menos en la medida de sus posibilidades, a juzgar por los «malos rollos» de aquel tripartito. Entre los aficionados se la recordará con mucho respeto y gratitud, sin duda.
Con tanta velocidad, que no se nos pase reconocer otro año más (y van nueve) el esfuerzo denodado de las entidades taurinas organizadoras del pregón, brillantemente presentado por José María Jericó y protagonizado por Victorino Martín. Amigos de Nimes, Peña Pacorro, Tauro Joven, Puerta Grande y Club Taurino han convertido aquella iniciativa primera de Vicente Sol en un acontecimiento especial y ya casi tradicional. De ellos es el mérito, sin duda.
La velocidad de estos tiempos, sí, que nos hace darnos cuenta de que ya tenemos aquí encima la Feria de Hogueras. Esta misma tarde, con el festejo tradicional de rejones en el que podremos ver a Pablo Hermoso de Mendoza en su vuelta al coso alicantino frente a Andy Cartagena, valor más que consolidado y punta de lanza del rejoneo en nuestra provincia, con Lea Vicens como tercera en discordia. Los astados, de Fermín Bohórquez. Que los clarines y timbales suenen para dar paso a la celebración del sol y la sombra, la vida y la muerte, pero siempre la luz y el color que escriben con pasión nuestra historia cercana. ¡Que comience la fiesta!
