Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan R. Gil

El Ayuntamiento chusco

Barcala ya ha hecho, apenas dos meses después de llegar a la Alcaldía, lo único que no debía hacer: devolver a Alicante a la condición de Casa de los Líos

o miren por donde lo miren, no hay manera de entender el episodio del asesor nombrado por el alcalde Luis Barcala y que se dedicaba a recorrer Alicante como correveidile de la concejal tránsfuga Nerea Belmonte. La pregunta a estas alturas es qué pecado ha cometido Alicante para llevar tantos años, ora con un partido ora con otro, a expensas de este tipo de personajes y de esta clase de trapisondas.

Les refresco la memoria, tal como ha ido publicándolo INFORMACIÓN. Resulta que Miguel Ángel Redondo logró plaza de confianza de la Alcaldía tras llegar a la misma el popular Luis Barcala gracias al voto en blanco de la concejal expodemita Belmonte. Y desde ese cargo que le confería algo de notoriedad, un poco de autoridad y bastante salario, el antedicho se dedicó a contactar con instituciones y empresas de Alicante diciéndoles que la verdadera misión que tenía encomendada era rehabilitar a la tránsfuga. Por si eso no fuera suficiente pieza de escándalo, sucede que el agraciado con la canongía había declarado previamente ante peritos judiciales, convocado por un caso que nada tiene que ver con su posterior ocupación en el Ayuntamiento, que él había trabajado en la campaña de Ciudadanos, cobrando de este partido en dinero negro; que también lo había hecho para Cruz Roja, percibiendo estipendio de igual y fraudulenta manera; y que incluso había dado clases en la Universidad de Alicante pese a que su cualificación académica llega al grado de administrativo. Repito: lo dijo él, no lo digo yo.

No sabemos cuánto de todo esto es verdad y cuánto un bulo inventado por el propio Redondo para hinchar su currículum o su ego. Pero forma parte de un expediente judicial, lo que no es broma. Así que, metámonos en harina. Porque lo que desde luego no tenemos son respuestas del gobierno del PP a los interrogantes que el deambular de este asesor por las que al parecer siguen siendo cenagosas aguas municipales suscita. A saber.

El alcalde Barcala, que se enfrenta a su primera gran crisis desde que llegó al poder en el Ayuntamiento, no ha dado una explicación coherente que nos lleve a entender por qué Miguel Ángel Redondo fue contratado por él, no ya como persona de confianza, sino como el asesor, junto con un técnico, con mayor remuneración de todos los que ha nombrado, unos 2.500 ñapos al mes, en A, que no en B. Desde luego, tratándose de alguien que ni siquiera es militante del PP, algo que los viejos partidos tienen muy en cuenta a la hora de mirar a quién le dan un sueldo de los que disponen para repartir cuando tocan poder, es llamativo. Pero aún lo es más, como les cuento, la versión de su contratación que el alcalde ha estado manejando, y que ha ido del «lo vi por ahí hace tres años y me pareció majo», más o menos, al «lo contraté porque conocía Alicante», válgame la Virgen del Remedio, patrona de la ciudad. Tampoco hay claridad respecto a por qué no lo echó en cuanto empezó a tener noticia de sus andanzas. Uno, si aprecia que tiene en la chepa un bichito, le da un manotazo, cuando no lo aplasta sin miramientos. Barcala, por el contrario, debe ser un enamorado de la entomología, porque estuvo días, por no decir semanas, mirando al cielo a ver si llovía. Pues sí, al final llovió: chuzos de punta.

De resultas de lo cual, el alcalde, que apenas lleva dos meses de ejercicio, ya ha hecho la única cosa que todo el mundo le pedía que no hiciera, lo único que no tenía que hacer: devolver el Ayuntamiento a su condición de Casa de los Líos. Y, además, tiene a medio PP estupefacto y al otro medio remugando aquello del «se veía venir». ¿De verdad valía tanto el tal Miguel Ángel Redondo? Que levanten la mano los que, aparte de Barcala, la exconcejal de Guanyar y Emilio Argüeso, el jefe de Ciudadanos, o José Luis Cifuentes, el candidato de esta formación que acabó dejando el Ayuntamiento a las primeras de cambio, lo conocieran antes de salir en este periódico protagonizando tal sainete.

Tanto el antiguo tripartito, como también Ciudadanos por lo que le toca, se han apresurado a pedirle al fiscal que amplíe la investigación que llevaba a cabo a instancias del exdirigente vecinal José Luis Valdés sobre los movimientos de la edil tránsfuga. La situación era hasta aquí paradójica: la concejal expulsada de Podemos había hecho con su voto que la izquierda perdiera el gobierno -que se lo mereciera es otro cantar- y que la derecha lo recuperara. Pero la indagación no se centraba en quien se benefició de su actuación, sino en el PSOE, que por culpa de ella se quedó sin la Alcaldía. Era, llamémosle así, una singularidad más de las que hacen que la capital de esta provincia sea objeto de estudio por parte de pensadores de todos los partidos... y de veneración entre los frikis de medio mundo. Ahora, no sé qué hará el Ministerio Público, que debe estar del Ayuntamiento de Alicante tan hasta las gónadas como estamos todos sus vecinos, pero desde luego le han brindado en bandeja al fiscal abrir el horizonte y preguntarle a la señora Belmonte si, además del PSOE, como ella afirma, alguien más le prometió compensaciones por su voto y si tuvo, directa o indirectamente, alguna conversación sobre su futuro con alguien del PP antes del pleno del 19 de abril pasado. En definitiva, que tampoco estaría de más, por muy harto de líos que esté el hombre, que el fiscal le inquiriera a ella o al tal Redondo por qué siendo la primera una edil no adscrita y siendo el segundo un asesor de un alcalde popular, se presentaron juntos a reuniones con terceras personas en las que se perseguía la rehabilitación social y política de la tránsfuga. ¿Qué interés podía tener en ello un empleado del PP? Buena pregunta. Esperamos ansiosos respuesta.

Dicen que al exalcalde socialista Echávarri le perdieron sus asesores. No es cierto. Se arruinó él y trabajó con ahínco para ello desde antes de llegar a la Alcaldía. Por eso justamente no cabía esperar que Barcala repitiera errores tan pronto. Dando por buenas sus explicaciones, que ya es dar, la cuestión es si el alcalde le otorga un sueldo y un puesto de confianza al primero que pasa por su calle, sin hacer una mínima comprobación de sus antecedentes. Comprobación que sin duda le hubiera llevado de inmediato, a él precisamente que es abogado, a descartar su contratación sólo con ojear unos cuantos partes de la Policía Local. ¿Cómo? ¿Que Echávarri también es letrado? ¡Anda, es verdad! ¡Como Belmonte! Será que en casa del herrero, etc. Lo que no tiene nombre, en cualquier caso, es que este Ayuntamiento siga siendo noticia por episodios tan chuscos. No hagan nada, si no quieren. Pero cierren de una puñetera vez el circo. Por favor.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats