El Gobierno de Pedro Sánchez está rompiendo algunos moldes tradicionales que parecían inamovibles: su apuesta por las mujeres, como nuevas ministras, ha sido espectacular y digna de alabanza. Ahora bien, tanto ellas como ellos aún tienen que demostrar que el cambio se va a traducir en otra forma de hacer política, distinta y mejor, a la que representó el PP.

Es cierto que también llaman la atención algunos nombramientos. Pareciera que se habían hecho pensando más en el electorado de centro-derecha que en el tradicional de izquierdas. Nombres como Grande-Marlaska o Màxim Huertas eran intercambiables con el PP o Ciudadanos. Y, por si faltaba algo, éste último acaba de dimitir por serios problemas fiscales con Hacienda. Peor imposible. El ministro Màxim ha pasado a Mínimo en días. Un récord mundial de menor presencia en el cargo. Cuestiona bastante su elección y es un grave error en el nuevo Gobierno. En todo caso, habrá que darle al resto un margen de actuación, sin renunciar a las pertinentes exigencias que necesita la mayoría de este país. Las enmiendas valencianas que pedían mejoras para nuestra Comunidad deberían defenderse todas ellas en el Senado, al igual que las reivindicaciones sociales. Es cierto que hay que dar un voto de confianza al nuevo Gobierno, pero ello no implica renunciar a lo que creemos justo y necesario. Por eso parece un error la desconvocatoria que CC OO y UGT han hecho de las movilizaciones previstas para el día 15 en Alicante, en defensa de mejores salarios, pensiones y contra la precariedad laboral, entre otras cuestiones. Sabemos que el nuevo Gobierno tiene mejor voluntad, pero las movilizaciones iban en la línea, precisamente, de que esa voluntad pueda ser transformada en realidad, que no es lo mismo.

En lo que sí ha habido una mejora notable es en la presencia valenciana en el Gobierno. Ahí sí se nota la diferencia. Ábalos, Montón y, en menor medida, Luis Planas, al haber hecho su «carrera política» en Andalucía, suponen un notable refuerzo de la presencia de nuestra Comunidad en Madrid.

Y se debería notar. Conocen la realidad valenciana y la han padecido, en forma de discriminación en la financiación autonómica y, sobre todo, en el capítulo de inversiones. Sus primeras declaraciones indican que son conscientes de ello y que están dispuestos a trabajar para resolver estas cuestiones. Que sea verdad y, a ser posible, lo más rápido que se pueda, llevamos retrasos acumulados e injustificados.

La presencia de Ábalos en el Ministerio de Fomento es importante. El tema de las infraestructuras pendientes y, especialmente, en el entorno de Elx-Alacant, es escandaloso. Es buena señal que se anuncie la probable supresión del peaje de la AP-7 al término de su concesión en 2019. Por ello, y ante la cantidad e importancia de los temas pendientes, debería ser prioritario solicitar una reunión con el Ministerio para tratarlos. Asuntos como las cercanías ferroviarias, la conexión con el aeropuerto, la finalización de la Ronda Sur, el rio Vinalopó, la N-338, el agua, etc., urgen. Curiosamente, los primeros movimientos, ante el nuevo Gobierno, fueron para reclamar la vuelta de la Dama y, encima, con cierta polémica sobre protagonismo entre socios. Afortunadamente, el pasado martes, el tripartito aprovechó el tercer aniversario de su llegada al Ayuntamiento, para anunciar el reclamo de las actuaciones importantes pendientes. Suerte.

También sería interesante que, en la configuración de los segundos y terceros escalones de la Administración Central, pudiera figurar alguna ilicitana o ilicitano en cargos de responsabilidad. A la hora de escribir estas líneas, se habla de que, entre los candidatos a delegado del Gobierno en la Comunidad podría estar Alejandro Soler. Elx, a pesar de su importancia, parece que no existe a la hora de figurar en este tipo de nombramientos. Incluso parece que, con el tiempo, ha ido perdiendo la poca presencia que tenía. No se consiguió ninguna Conselleria en Valencia, ni ningún Ministerio en Madrid, a ver si en la «pedrea» cae algo. Para este municipio y sus reivindicaciones históricas vendría muy bien.

Y, por otra parte, los primeros pasos del nuevo Gobierno son esperanzadores. Lleva muy poco tiempo, falta conformar el resto de la Administración. La etapa dura, la de cambiar leyes y políticas aún no ha empezado, y no será fácil si Sánchez no tiene en cuenta a quién tiene detrás y a quién delante. Los gestos son importantes, pero hay que avanzar. El más reciente del buque con refugiados es una buena muestra de solidaridad y, al mismo tiempo, evidencia la hipocresía de una Europa que contribuyó a crear los problemas en África y, luego, se desentiende de sus consecuencias. Actitudes como la del alcalde de València, Joan Ribó, honran a la sociedad civil. También la declaración de Carlos González, ofreciendo nuestra ciudad, es una buena muestra de solidaridad frente a esas otras de intolerancia, o xenofobia, que se observan en otros casos.

El nuevo Gobierno es una ventana de esperanza que cierra una etapa para olvidar. No puede defraudar ese sentimiento mayoritario de la sociedad. Ánimo y, a por ellos, ahora que empieza el Mundial.