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El tapón

Había en la política española desde hacía demasiado tiempo un inmenso tapón que la mantenía paralizada, incapaz de resolver ninguno de los graves problemas que se le planteaban.

Y si el triunfo de la sin duda osada noción de censura del socialista Pedro Sánchez tiene un mérito, y no precisamente pequeño, es el de habernos liberado finalmente de ese insufrible tapón.

El país, o al menos una parte importante del mismo, sobre todo aunque no sólo la más joven, respiró con alivio, como si se le hubiese quitado de pronto del peso que hacía tiempo le oprimía.

La fortuna ayuda a los audaces, dice, traducido, el adagio latino, y no hay duda de que el antes tan denostado, incluso por muchos de los suyos, Pedro Sánchez demostró cálculo y valentía al presentar la moción.

Se maravillaron muchos de que el líder socialista nombrara tan pronto a sus ministros y sobre todo de que hubiera entre ellos tantas mujeres, un récord europeo, dicen muchos en tono de elogio.

La política es hoy muchas veces hoy sobre todo espectáculo, y no hay duda de que también desde ese punto de vista, la decisión de Sánchez ha sido todo un éxito.

Basta con ver las fotos de ese grupo de mujeres y hombres sonrientes, todos jóvenes, salvo algún destacado veterano, que se han publicado, junto a elogiosos comentarios, en la prensa internacional.

España ha dejado de pronto de ser un país agotado y triste y ha enviado al mundo un mensaje de modernidad y de ilusión, algo a lo que ya no estábamos acostumbrados.

Lo he hecho con ministros de ambos sexos que ya no juran ante un crucifijo sino que pueden prometer y prometen como hizo en su día el primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez.

Sólo queda por saber si sabrán aprovechar todos este momento que se les brinda de hacer finalmente política con mayúscula, si la cerrazón en temas como el catalán se verá sustituido por el compromiso.

Parece que hay al menos por primera vez buena voluntad y capacidad de diálogo en Madrid. Y solo cabe esperar que todo ello encuentre correspondencia en la otra parte.

Pero, y esto es igualmente esencial, hace falta que la derecha reconozca la alternancia en el gobierno y abandone de una vez su postura obstruccionista y de venganza.

¿Sabrá aprovechar un PP liberado finalmente de Rajoy su tránsito por la oposición para regenerarse y dejar atrás cualquier recuelo franquista? ¿Aprenderá a su vez Ciudadanos que le hace falta madurar y no hay atajos que valgan?

Y por lo que se refiere a la difícil relación entre el PSOE y Podemos, ¿sabrá valorar Sánchez la contribución del partido rival a su llegada a La Moncloa?

Y en cuanto al segundo, ¿dejará Podemos algún margen de maniobra al líder socialista sin que éste tenga que sentir desde el primer momento su aliento en la nuca? ¿Aprenderá también la izquierda?

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