A punto de cumplir 74 años y con su carrera política ya completada, José Manuel García Margallo, número uno del PP por Alicante, se ha marcado ahora otro objetivo: animar el importante congreso convocado dentro de un mes y medio para renovar su partido tras la caída de Mariano Rajoy. No es una cuestión de segundo orden. El PP se enfrenta a este proceso desde la oposición después de la moción de censura que, por sorpresa, ha encumbrado al socialista Pedro Sánchez a la Moncloa, enfangado hasta las cejas por los casos de corrupción que carcomen su marca electoral y presionado por el movimiento de Ciudadanos para disputarle el mismo espacio político. Margallo sabe que, aunque se presente, no va a ser presidente del PP. Su intención es otra. Acelerar el debate, lanzar ideas que puedan mantenerles al frente de su porción de electorado y, sobre todo, propiciar, aunque sea en una votación, un nuevo liderazgo que en ningún caso, en opinión de Margallo, puede estar ligado a Soraya Sáenz de Santamaría. Por eso lo ha dicho el primero. Margallo sabe lo que se está jugando el PP.
