Para mí el Elche fue mejor que el Sporting B en todos los escenarios que planteó el encuentro de ayer. En una primera parte en la que los ilicitanos no pudieron hacerse con el balón, más por méritos de un buen rival que por falta de voluntad, el planteamiento de Pacheta fue valiente y la presión adelantada en campo contrario ahogó la salida y la creación de juego del filial. A partir de la jerarquía de Gonzalo Verdú y Neyder y el buen trabajo en el centro del campo de Provencio y Manuel Sánchez, el conjunto franjiverde no solo no concedió, sino que dispuso de ocasiones para haberse adelantado justamente en el marcador. En la segunda parte cambió el guión del juego y del partido y el Elche consiguió, en ese momento sí, hacerse con la posesión de las pelota. Javi Flores, entre líneas, hizo una gran lectura de lo que necesitaba el partido en ese momento y sus compañeros supieron encontrarle. El filial sportinguista estaba completamente anulado en ataque y se veía continuamente superado en defensa. Sin embargo, lo que llegó fue el gol de los asturianos en una acción a balón parado aislada, pero que pudo suponer un grave disgusto. No obstante, si el Elche tiene algo son recursos suficientes en su plantilla, por experiencia y calidad, para decidir partidos y eliminatorias. Con las ocasiones creadas, el cuadro franjiverde debió matar el encuentro antes, porque en un «play-off» no se suelen dar segundas oportunidades. El Elche supo templar nervios en el momento oportuno sabedor de que sus jugadores decisivos iban aparecer. Todos intuíamos que como algún balón quedara suelto por el área Nino iba a hacer acto de presencia. Y así fue. De cara a la final por el ascenso, al Elche se le ve como un conjunto sólido y consistente, con las ideas muy claras y letal en ataque. Quizás el único pero en los últimos encuentros están siendo la defensa de las acciones a balón parado, donde no debería sufrir tanto porque tiene potencia aéreo suficiente para solventar ese tipo de situaciones.