Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Con la esperanza en la normalidad

A falta de algún pronunciamiento directo del pupilo de Ana Rosa, otra vez andamos en tierras pantanosas

Resulta apasionante el momento histórico que nos ha tocado vivir. Igual es un pensamiento general al común de los mortales, sea la época que sea, pues al fin y al cabo lo importante de verdad es vivir, y lo que uno vive se convierte sí o sí en la sustancia misma. Pero esta constante indefinición, este no saber qué será mañana, este me acuesto con Mariano y me levanto con Pedro, supone sin duda un aliciente para quien, como quien firma estas líneas, disfruta tantísimo siendo espectador y observador.

La democracia tiene esa diversión mayúscula de poder sentirse público y actor, aunque solo sea de reparto o corifeo. Pero la observancia de los protagonistas y sus reacciones es un acto de lo más embriagador. Máxime cuando, como en estos últimos diez días, hemos asistido a todo un cambio de gobierno en formas y en fondos. Del partido ahogado por la corrupción que se mantenía a flote y se las daba de más orgulloso que don Rodrigo en la horca, al partido del talante, que tan pronto presume de constitucionalista y patriota como se pone a coquetear con separatistas y asamblearios, en una amalgama muy atractiva si fuera factible esa concordia extraña y de casi utópica urdimbre. Y entre todo eso, como aquel otro tocayo suyo, este nuevo Pedro aspira a ser la primera piedra del nuevo tiempo. Con sorpresa en el resto de discípulos y evangelistas escogidos.

Y hete aquí que la tauromaquia ha vuelto a tomar el centro de la polémica. Con el nombramiento del televisivo Máxim Huerta, antitaurino y poco amigo del deporte, como Ministro de Cultura y Deporte. Si les ha venido sonando esto raro y contradictorio, tampoco vayan al médico, porque es como suena y suena como es. Para el tema deportivo ya ha dejado decir que intentará ponerse al día, y se ha fotografiado con la selección española de fútbol antes de partir para Rusia. Respecto al toreo... ¡Ay, el toreo! A falta de algún pronunciamiento directo del pupilo de Ana Rosa, otra vez andamos en tierras pantanosas. No se espera, seamos honestos, una foto con las figuras del toreo actuales. La gente del toro es un colectivo perseguido, y nadie lo defiende. Ojalá el señor Huerta tenga el objetivo de ser el ministro de todos y para todos, y no se deje llevar por esa moda animalista tan depredadora de los últimos tiempos. Las dudas, razonables, se irán desvelando.

Pero tampoco nos engañemos, que los que se acaban de ir (o han sido depuestos) no han tomado demasiadas medidas a favor del sector. Se van dejándolo casi todo como estaba. Han bajado el IVA, eso sí, aunque ese beneficio ha recaído casi por entero en los empresarios. Y dejan aprobada la Ley 18/2013 para la regulación de la Tauromaquia como patrimonio cultural, pero sin efectos aplicables a efectos prácticos, por lo que se viene viendo.

Quienes recién aterrizan despiertan recelos, no cabe duda. También esperanzas. Al menos, la esperanza de volver a la normalidad democrática, en la que cabe la libre decisión de acudir o no a los espectáculos taurinos. Y la tauromaquia es, sin duda alguna, patrimonio histórico y cultural de todos. En nuestra ciudad estamos a punto de volver a vivir una fiestas de Hogueras en las que el toro volverá a congregar a una gran masa social «de pago», la mayor en su categoría. Y nuestra plaza de toros seguirá siendo uno de los monumentos más visitados de nuestra ciudad otro año más, como ya comentamos semanas atrás. Sin que casi se atienda por parte del consistorio local. Su museo taurino seguirá recibiendo miles de visitas: 14949 durante 2016, 15584 el pasado año, y 6190 hasta el pasado mes de mayo. Suma y sigue.

No se puede negar la realidad de una masa social tan grande, no se puede prohibir la libertad de elección en una democracia, no se puede mirar para otro lado, no se puede ser gobierno de todos yendo contra muchos. Sí se puede, y se debe, demandar sentido común, sentido del deber, sentido de normalidad. No perderemos la esperanza.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats