Durante la segunda mitad del siglo XV, gracias sobre todo al tráfico mercantil de su puerto, la villa de Alicante conoció una creciente prosperidad que fue premiada con la concesión del título de ciudad.

Desde Alicante se exportaban higos, pasas, frutos secos, vinos, arroz, cochinilla y fibras vegetales, en bruto o elaboradas. En el año 1468, por ejemplo, salieron desde el puerto alicantino 10.289 quintales de pasas y 2.007 de higos. Entre las materias primas sobresalía la exportación de esparto y cáñamo, así como las cuerdas con ellas elaboradas, de excelente calidad.

En el puerto se desembarcaban productos llegados de diferentes países mediterráneos y atlánticos, como tejidos, libros, vidrios y objetos de plata, que se comerciaban en Alicante o eran trasladados a mercados del interior, castellanos inclusive. También arribaban esclavos, cuya venta producía grandes beneficios.

Uno de los principales traficantes de esclavos era precisamente en aquella época el baile de la villa, Alfonso Martínez de Vera. Y aunque había en Alicante comerciantes originarios de otros países, especialmente genoveses, eran alicantinos los mercaderes más activos: Pedro Burgunyo, los hermanos Pedro, Juan y Jaime Dartes, Juan y Bernardo Quexans?

Este tráfico mercantil generaba riqueza no solo entre los comerciantes, sino que llenaban también las arcas de la corona y de la villa, a través de diferentes impuestos, como el de la entrada y salida de mercancías del reino aragonés; o el que gravaba determinados productos que estaban prohibidos exportar, como la pez, el sebo y el cáñamo; o el derecho de peaje y almojarifazgo, que venía a ser como el derecho de aduana; o el que se exigía por las mercancías que transitaban por la villa, conocido como derecho del muelle, cuya recaudación se destinaba al mantenimiento del puerto y a la reparación del castillo.

Aunque son pocos los datos estadísticos de esa época que conocemos, y en su mayor parte son incompletos, sin duda confirman la manera como la prosperidad económica generada por el comercio fue convirtiendo paulatinamente la villa de Alicante en una ciudad cada vez más poblada e importante, durante las últimas décadas del siglo XV y las primeras del siguiente. Así, de los 383 vecinos que había registrados en 1462, se pasó a 738 en 1505. De ellos, 280 eran contribuyentes en 1483, 484 en 1493, 519 en 1505, y 623 en 1510. En cuanto al número de habitantes, sabemos que el año en el que se convirtió en ciudad, Alicante tenía cerca de 2.000, y que solo nueve años más tarde, en 1499, superaba los 3.000. Estos alicantinos vivían, en 1493, en 750 casas. En el año 1510 se censaron 780 casas.

El 26 de julio de 1490, Fernando II de Aragón concedió a Alicante el título de ciudad. Fue el premio a su prosperidad. Un año antes, le había sido confiada la reliquia de la Santa Faz.

Un mercader y político muy activo

A los nombres citados más arriba, podríamos añadir muchos otros de alicantinos de aquella época que se enriquecieron con la importación y exportación de productos comerciales. Uno de ellos puede considerarse la encarnación del alicantino que contribuyó a la prosperidad de aquella villa meridional del reino de Aragón, hasta convertirla en una pujante ciudad portuaria.

Antonio Mingot fue uno de los comerciantes alicantinos más activos de aquella época. Tejió un entramado mercantil que le permitió controlar el mercado local de productos tan importantes como el trigo, vino, sal y pañería, y fletar naves cargadas de frutas, hortalizas, legumbres, miel, aceite o salazones que vendía en puertos de la cuenca mediterránea y de Flandes. Durante años acaparó buena parte del mercado de la pasa, al asociarse con el señor de Novelda y Monóvar, Pedro Maza de Lizana.

Embarcaba los productos que exportaba en naves patroneadas por catalanes, valencianos o mallorquines. En 1485, por ejemplo, embarcó 17 balas de azafrán (valoradas en 119 libras), 8 balas de anís (40 libras) y 49 botas de vino, en la embarcación de Juan Delay, para ser transportadas a Flandes. Y en 1490, el año en el que Alicante se convirtió en ciudad, fletó también rumbo a los puertos flamencos cuatro embarcaciones con vino, comino, almendra, azafrán y especias, capitaneadas por Juan de Orense, Moroncho, Francisco de Arteycat y Lope de Acha.

Poseía sus propias naves, con las que, además de transportar productos mercantiles, practicaba el corso y comerciaba con esclavos. Así, en 1457, su galeota abordó una embarcación musulmana en el Mediterráneo, haciéndose con un excelente botín en mercancías y esclavos: los pocos tripulantes que sobrevivieron y 18 negros cautivos, cuya venta le proporcionó pingües beneficios.

Al igual que sus hermanos Bernardo y Nicolás, caballeros y comerciantes de éxito como él, Antonio Mingot ocupó importantes cargos en el consejo municipal. Junto con otras familias alicantinas de nobles y mercaderes, los Mingot controlaron el arriendo de impuestos y la financiación de la villa. En la primera insaculación ordenada en 1476 por el heredero de la Corona de Aragón y esposo de la princesa castellana Isabel, el futuro Fernando el Católico, los tres hermanos Mingot fueron elegidos como caballeros para desempeñar cargos en el gobierno local. Y los tres volvieron a ser insaculados en 1493. Bernardo se asoció con Antonio para formar una compañía mercantil.

Antonio fue justicia en 1478 y jurado en los años 1465, 1467, 1492, 1501, 1503, 1505, 1509 y 1510, y fue subrogado de gobernador de la plaza.

El 29 de agosto de 1489, Antonio Mingot compró a los herederos de Antonio Morales el señorío de Finestrat y Relleu. Con ello consolidaba su patrimonio, cargando deudas a los campesinos musulmanes del señorío. Pero lo vendió muy pronto, el 5 de marzo de 1491, a Guillem Ramón Pujades, probablemente debido a un endeudamiento paulatino y a problemas crediticios.

El 25 de septiembre de 1505, reunido a las siete de la mañana, el Consell de Alicante acordó responder a la petición de ayuda que le había hecho llegar el general Diego Fernández de Córdoba para salvar la plaza africana de Mazalquivir. Antonio Mingot, que asistió a dicha reunión en calidad de jurado, colaboró con el flete del mayor buque que había en ese momento en el puerto.

Antonio se desposó con Beatriz Fernández, con quien tuvo tres hijos: Juan, Antonio y Bernardo, quienes continuaron la estirpe política y comercial de los Mingot.

Juan fue armado caballero por Fernando el Católico el 23 de abril de 1511 y elegido jurado en 1526.

Antonio fue jurado en 1532, como también lo fueron su hijo Antonio, en 1598, y uno de sus nietos, también llamado Antonio, en 1555.

Bernardo fue jurado en 1499 y 1522. El segundo de sus hijos, mosén Antonio Mingot Salort, fue jurado en 1499 y 1522, y justicia en 1558. El 6 de noviembre de 1542 fue armado caballero por el emperador Carlos V.

Juan Leonardo Soler Milla, profesor de Historia de la Universidad de Alicante, publicó en el número 18 de la revista «El Salt» (primavera de 2009), un artículo dedicado a Antonio Mingot titulado «Historia de un prohombre de Alicante».

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