Dos concejalas de Orihuela, de partidos no muy dados a ponerse de acuerdo (PSOE y PP), coincidieron ayer a la hora de señalar con el dedo acusador a una asesora de Alcaldía por espiarlas y hacerles fotos con el móvil mientras estaban en una reunión de trabajo. Ese Ayuntamiento está gobernado por el PP, Emilio Bascuñana, y que una de las denunciantes, Begoña Cuartero, no solo forme parte de ese partido sino que sea su secretaria general no es una cuestión baladí en este nuevo lío municipal que ya veremos cómo acaba. Quien me lo contó me dijo para llamar mi atención: «Vas a flipar». Y yo le dije que flipar, lo que era flipar, no creía que fuese a flipar mucho porque me estoy acostumbrando más de lo que debiera. Sólo hay que estar un poco al tanto para encontrar mil y un ejemplos y a cual más flipante y en esta misma semana. No sé si comenzar por la jueza María José García Pérez, que es tarotista, aunque después de destaparse el asunto por un diario de Lugo afirma que a eso de echar las cartas y adivinar el futuro la que se dedica en realidad es su asistenta; o por el nombramiento del periodista televisivo y/o escritor Màxim Huerta -«El Programa de Ana Rosa» o «GH: El Debate» en su currículo- como ministro de Cultura y Deporte, después de haberse declarado vía tuit enemigo confeso hasta el odio de actividades tan patrias como el fútbol, lo que no le impidió despedir esta semana a la Selección junto a Felipe VI con la frase: «Sois superhéroes, si queréis me pongo a hacer deporte desde ya». Más que flipar lo que me da es tristeza, como esos 4.000 alumnos de Extremadura que tienen que repetir exámenes porque hubo 14 «accesos no autorizados» a la web de la Universidad donde estaban colgados por un error que pagan ellos. Al menos, pienso que esa asesora, si de verdad ha hecho de espía, lo habrá hecho al servicio de Su Majestad, como James Bond, y eso, al menos tiene un pase.
