El triunfo de la moción de censura de Pedro Sánchez a M. Rajoy tiene una trascendencia que, probablemente, aún no hemos asimilado del todo. Especialmente el PP y el anterior presidente del Gobierno. De exultantes una semana antes, por la aprobación de los Presupuestos, a una depresión acentuada ante la imprevista pérdida del Gobierno, y esto no ha hecho más que empezar.

Han sido muchos los factores que han propiciado este cambio, tan radical como necesario, aunque la sentencia sobre el caso Gürtel y, como siempre, el negarse el PP a asumir consecuencias políticas, ha sido el detonante último. Recordemos que se denomina así por el apellido del cabecilla de la trama, Francisco Correa, que, en alemán, se dice «Gürtel», y así lo llamó la Policía para nombrar la operación. Al final, como un presagio, la correa («gürtel») ha acabado ahogando, judicial y políticamente, a los culpables.

Aunque el panorama que se le presenta a Pedro Sánchez es bastante complicado, con unos escasos 84 diputados propios, la esperanza que motiva su elección es muy grande y hay que conseguir que no fracase. Lo tiene difícil y habrá que ayudarle, pero también es cierto que él debe saber quién le ha apoyado y por qué, y que las políticas que realice, al igual que sus responsables, deben cambiar y adaptarse a la nueva realidad.

Curiosamente, el PSOE llega a La Moncloa cuando tiene, históricamente, menos diputados en su historia. Igual le ha pasado a Ximo Puig en el Consell y a González en Elx. Parece un mundo al revés. Es la señal de lo que han cambiado las cosas. Y hay que gobernar adaptándose a ellas. Aunque todo parece indicar, al escribir estas líneas, que el Gobierno en Madrid será monocolor socialista y que se intentará, en segundos escalones, visibilizar otras sensibilidades, tal vez no sea, de entrada, la mejor fórmula. El Gobierno central debería estar más reforzado, parlamentaria y políticamente, máxime cuando va a tener, enfrente, una oposición en la que el PP y Ciudadanos van a competir por ver quién es más exigente y derechista.

Hacer una política más social, atender mejor a los colectivos más desfavorecidos: parados, pensionistas, jóvenes, mujeres, personas con discapacidad, etc., es una necesidad urgente. Han estado abandonados estos años. Derogar la reforma laboral y la Ley Mordaza, perseguir el fraude fiscal, luchar por una sociedad más igualitaria y solidaria, etc. La nueva financiación autonómica es un reto pendiente que el PP fue incapaz de resolver, y que los valencianos necesitamos solucionar urgentemente. Es verdad que acaba de llegar y tiene que hacer difíciles equilibrios parlamentarios. Pero el cambio se tiene que notar a mejor, no se puede defraudar la esperanza.

Por eso, no se debe renunciar a la exigencia, a la búsqueda de soluciones que, en muchos casos, están pendientes hace años. Hasta ahora era fácil que unos exigieran a Madrid y que otros se negaran a hacerlo, porque allí estaban los suyos. Ahora, que es al revés, sería muy decepcionante que se cambiaran las tornas. Que los que antes pedían ahora se nieguen y viceversa. Una señal equivocada, en ese sentido, es el anuncio de que el PSOE retira sus peticiones de inversiones en nuestra provincia para su debate en el Senado. Si eran necesarias hace unas semanas, lo siguen siendo ahora. Esos planteamientos son los que crean dudas y desconfianzas en el electorado.

Y, en lo que respecta a nuestro municipio y entorno más cercano, el PP nos dejó demasiadas cuestiones pendientes, algunas olvidadas, otras prometidas o en estudios pendientes de concreción, pero todas ellas necesarias desde hace demasiado tiempo.

Habrá que seguir reivindicando temas como el corredor mediterráneo ferroviario; la mejora de cercanías Murcia-Elx-Alacant; la conexión con El Altet; la mejora de la N-338; la segunda fase de la Ronda Sur; la liberación del peaje en la AP-7; el tercer carril en la autovía Murcia-Alicante; la problemática del río Vinalopó y el Pantano; mayor compromiso con la defensa de los espacios naturales y una nueva política hídrica más sostenible ambientalmente; etc.

Es una tarea complicada la que espera al nuevo Gobierno. Debería reforzarse con otros apoyos, como Podemos desde la izquierda, para llevarla adelante. Estamos ante una oportunidad histórica de comenzar una nueva etapa, de gobernar para todos y todas, que ya es hora.