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Zidanes y pavones

A caballo entre dos siglos, Florentino Pérez llegó a la Presidencia del Real Madrid con Luis Figo bajo el brazo y la promesa de armar un superequipo a base de grandes estrellas del fútbol y de jugadores de la casa. Al año siguiente llegó Zinedine Zidane, y con Del Bosque en el banquillo, la prensa deportiva bautizó la nueva era del madridismo bajo el título de «Zidanes y pavones», en alusión a Francisco Pavón, un canterano que deslumbró como defensa y convirtió en indiscutible su titularidad. La fórmula no siempre dio resultado, pero el Madrid ganó la Champions en 2002 y apuntaló el sueño de Florentino alrededor de plantillas que sumaban títulos con un sistema de juego imposible de definir. Figo, Zidane, Ronaldo, Roberto Carlos, Beckam, Iker o Raúl se juntaban en la cancha con Pavón, Miñambres, Raúl Bravo, Valdo o el hoy director deportivo del Hércules, Javier Portillo. Rajoy y Sánchez monopolizaban ayer redes sociales y conversaciones de bar hasta que se conoció que Zidane dejaba el club blanco días después de lograr otra proeza para el madridismo. La paradoja se hace sola. En la misma mañana se puede dejar un cargo en el mayor momento de gloria de una carrera profesional o que te echen del puesto por no asumir lo evidente: que la corrupción anidó durante una larga temporada en las alturas del PP hasta consolidarse casi en estructural y que los jueces dudan de la credibilidad del jefe del partido, lo que le desautoriza como presidente del Gobierno. Ahora hagan recuento de todo el arco parlamentario y decidan ustedes quiénes son zidanes y quiénes pavones, y si se puede ganar el campeonato en el que se juega el futuro de España mediante la conjunción de políticos con estrella y de canteranos que aguardan a integrarse en un nuevo gobierno o a suceder a Rajoy. Un dato para el recuerdo: el primer año de Florentino arrancó bien (una Champions), pero las crónicas de la época coinciden en que el resto de aquella temporada fue «un fracaso estrepitoso».

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