Desde la tercera temporada, fueron muchos los que dieron a Homeland por muerta y enterrada. Pero la serie ha demostrado una impresivible capacidad para resurgir de sus cenizas y dar año tras año uno de esos giros que mantienen a sus fans pegados a la pantalla. Al principio parece que todo va muy lento, pero es llegar el cuarto capítulo y zas, ya te has enganchado. El año que viene parece que va a ser verdad lo que han vaticinado los agoreros. Showtime terminará con Homeland tras su octava temporada. Tanto la actriz Claire Danes como los productores de la serie darán por enterradas a las intrigas de espionaje de Carrie Mathison.

Una de las cosas que han permitido sobrevivir estos años a las serie es que todas sus tramas han estado siempre muy pegadas a la actualidad. Las tensiones con Pakistán, los atentados yihadistas en Europa... Tras la victoria de Donald Trump en las últimas elecciones, los guionistas no iban a perder ese filón para una producción de corte tan conspiranoico como ésta. Y eso a pesar de que la serie apostó por una presidenta imaginaria que recordaba mucho a la figura de Hillary Clinton. Aún así, la sombra del actual inquilino de la Casa Blanca ha estado muy presente en la trama, aunque en la serie ni él, ni su tupé existen. El año pasado ya nos pusieron los pelos de punta con ese bunker ultrasecreto donde los servicios de espionaje se dedicaban al envío masivo de mensajes a redes sociales para la manipulación de las opiniones públicas. Los guionistas han continuado este año con una idea similar, como es la capacidad de las fake news (noticias falsas) para desestabilizar gobiernos. La séptima temporada ha jugado para su trama con la idea de que tras esas manipulaciones que han desatado crisis institucionales esté la inteligencia rusa. Algunas situaciones parecen sacadas de las páginas de un periódico.

Las conspiraciones para acabar con el mandato de la presidenta Elizabeth Keane ( Elizabeth Marvel) nos han hecho olvidar que el enemigo han dejado de ser los terroristas yihadistas. La serie se ha convertido en una gran metáfora sobre cómo en Estados Unidos el enemigo ha dejado de estar fuera y, para evitar el desastre, muchos harían bien en mirar hacia su interior. Hay oscuros intereses para mantener a una parte de la sociedad en permanente cabreo y odio hacia la otra. Donde no se lee para interesarse por los argumentos de una y otra parte, sino para reafirmarse en sus propios prejuicios. El periodista y agitador Brett O'Keefe ( Jake Weber) no sólo simboliza lo que puede ser el votante de Trump, sino que sus modos de hacer periodismo nos recuerdan mucho a ejemplos no muy lejanos en nuestro país. En esta temporada hemos visto cómo se estructura un sistema para colar bulos como noticias reales y hacerlas virales en minutos.

Pero el enemigo interno lo tiene también la propia Carrie, con sus problemas mentales totalmente al límite. Hace algunas temporadas, ya vimos cómo la agente más inestable de la CIA a causa de su trastorno bipolar llegó a jugar con el hecho de dejar de tomar su medicación para forzar su mente al máximo en sus deducciones para resolver las crisis más graves. Cada año la veíamos padecer alguna que otra recaída. Ahora esta enfermedad se ha convertido en algo fuera de control. La medicación apenas le hace efecto y jamás habíamos visto a una Carrie tan errática a la hora de tomar sus decisiones. Su vida personal también ha acabado rota en mil pedazos, no sólo por las muertes que la han rodeado. Esta temporada ha tenido una pérdida tan íntima y cercana que la ha abocado hacia un camino en el que no sabemos si la agente de la CIA podrá llegar a tener un final feliz. Este año ha perdido a su familia, que parece que van a darle la espalda para siempre. ¿Hay algo peor que perder el amor de tu hija?

Carrie tiene la maldición que acompaña frecuentemente a todos los personajes de ficción. Cuanto más tragedias la rodeen, mejor para sus espectadores. Ahora que está todo dispuesto para el final, ¿con qué Carrie nos encontraremos el año que viene? ¿Será un despojo, como le ocurrió a Peter Quinn ( Rupert Friend) en la sexta temporada, en busca de recuperar sus días de gloria? A lo mejor la reservan un retiro dorado y podrá aspirar a la felicidad que la han hegado hasta ahora. O tal vez sea un final en falso donde dejen al personaje envuelto en algodones, listo e incorrupto para que algún día alguien se decida a resucitarlo en un nuevo revival, como se ha hecho con Expediente X, Prison Break o 24. Para mi, ésta sería la peor de las opciones porque habría que recordarle a Showtime que ése fue de uno de los mayores errores que cometieron en el final de Dexter.