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Fernando Ramón

Opinión

Fernando Ramón

Lacra consentida

Señaló António Campinos, el director ejecutivo de la Euipo, en su intervención en el Foro del Club INFORMACIÓN, que una de las cuestiones más extendidas en Portugal era cómo engañar al fisco, pero obviamente no era esta una peculiaridad única y exclusivamente de nuestro país vecino, ya que la economía sumergida se instaló hace ya unas cuantas décadas entre nosotros y se ha impregnado tanto que, para algunos, forma parte de su piel. Somos capaces de exigir nuestros derechos, nos creemos cargados de razones para reivindicar todo aquello que creemos que nos corresponde, pero luego a la hora de contribuir fiscalmente con la sociedad o aportar las cuotas correspondientes a la Seguridad Social, sufrimos de una amnesia de una duración cuasi ilimitada. La economía sumergida ha sido un modus vivendi en la industria manufacturera de esta provincia, principalmente en el calzado, un balón de escape para aquellas situaciones complicadas y no tan complicadas donde los empresarios- por llamarlos de alguna manera- implicados se justificaban en ocasiones con que sólo de este modo podían sobrevivir con la esperanza de remontar y aflorar de nuevo su actividad. Pero esa situación, con la crisis, se ha extendido también a otros sectores y con otras modalidades, convirtiéndose casi, casi en una lacra que hay quien piensa que es consentida porque si todos aquellos que sobreviven gracias a este sistema, no tuvieran ningún tipo de ingreso, la paz social sería un imposible. Como también hay quien señala que esto es posible por las altas dosis de cinismo y de hipocresía que se incrustan entre muchos de los que nos rodean que alzan la voz por las injusticias sociales, pero que después son los más claros ejemplos de defraudar al fisco, que en definitiva no es más que un fraude a todos.

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