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Luis M. Alonso

Contrapoder en Italia

Mattarella defiende la Constitución ante la amenaza antisistema

Los italianos han empezado a pagar las consecuencias de un debate retorcido e inquietante sobre el euro de los partidos antisistema ganadores de las elecciones. No hubo referencias amenazadoras hacia la moneda única en la campaña pero sí después de ella. Debido a esa inquietud, Sergio Mattarella ha decido recurrir a la prerrogativa constitucional del jefe de Estado para nombrar él mismo al presidente del consejo de ministros tras la salida del ejecutor de la voluntad de los socios mayoritarios del Gobierno: una marioneta de nombre Conte. Su objetivo, ha dicho, es proteger el equilibrio institucional de la tormenta populista, y los ahorros de los italianos. Mattarella ha invocado el precedente del veto en la figura de Luigi Einaudi, segundo presidente de la Republica de Italia, que en 1953 nombró directamente al economista Giuseppe Pella después de que la octava tentativa democristiana de De Gasperi fuera rechazada. Hacía, por tanto, mucho tiempo que no se escuchaban las palabras que la Constitución consagra para levantar diques y evitar los abusos de las mayorías: "Contrapoderes robustos" y "persuasión moral". Mattarella, un constitucionalista, ha vuelto a pronunciarlas para pararles los pies a Matteo Salvini y a su copiloto Di Maio. Einaudi pospuso también entonces dos leyes aprobadas por el Parlamento porque implicaban aumentos en el gasto sin tener cobertura financiera y violaban la Constitución. Mattarella se ha propuesto ser su nuevo guardián. "La verdad existe sólo porque puede ser negada" -dice refiriéndose a los polí- ticos que presumen de estar siempre en posesión de ella-, "siendo libres de negarla en cualquier momento, afirmamos, cada vez, su imperio".

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