No están los tiempos para desparrames económicos por lo que, aunque el responsable de Recursos Humanos en el consistorio oriolano, Rafael Almagro, dice que «la situación ha mejorado» y que los trabajadores de Palacio son -según él- «los menos favorecidos», sorprende -¡y mucho!- que se subvencione el 50% del menú que degustarán los currantes municipales -150, que es el aforo máximo del restaurante donde se servirá el ágape- para conmemorar el día de su patrona, Santa Rita. Ya se sabe aquello de: «Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita». La broma sube a 3.150 pavos, según unos, o a 2.500, según otros, cantidad que corresponde a la mitad del importe del menú (21 euros, según unos, o 16,5, según otros) que debe pagarse por comensal (42 euros, según unos o 33, según otros).

No voy a entrar -¡total para qué!- en que ésta «subvención» fue anulada/suspendida/retirada por el anterior equipo de gobierno en la Casona de la Esquina del Pavo, integrado por lo que el PP, cuya «lideresa» era Pepa Ferrando -había otra agazapada/escondía/camuflá-, llamó «tripartito»; a saber, Los Verdes (con Monserrate Guillén al frente) y PSOE ( Antonia Moreno, Carolina Gracia o Antonio Zapata, entre otros), respaldados/acunados por CLr ( Joaninasi López-Bas y Pedro Mancebo, que terminaron mordiendo «la mano que les había dado de comer», auspiciando/impulsando una moción para cargarse al «tío de la vara»). La aportación/ «ayuda» municipal para esa celebración festivo-gastronómica se retiró/anuló porque la normativa se endureció, sobre todo por «el despiporre» de las corporaciones municipales, en materia de «gastos de representación», como, en este caso, una comida de funcionarios. Desde ese momento, los gastos deben estar muy justificados, aunque el responsable de RRHH en el palacete del marquesado de Arneva ha adelantado que la aportación municipal a la comida será justificada como «gastos protocolarios». ¡Vamos, como si se tratase de un «papeo» con el Cónsul de Corea del Norte en Orihuela-Costa!. Pero repito, no voy a entrar en eso, porque me metería en un charco ajeno y los funcionarios, la verdad, no tienen culpa de «ná», bastante tienen con «comerse marrones» que, la mayoría de las veces, responden a caprichos «del político de turno», ¡que no de carrera!.

Más allá de lo que se gaste el Ayuntamiento en la comida de Santa Rita (3.150 euros, según unos, o 2.500, según otros), llaman la atención dos cosas: que la Corporación haya aprobado el gasto y el menú (¡serán de pico fino!). Y llama la atención porque, encima, se ha tenido la poca delicadeza de hacerlo público. ¡Hazlo y no lo digas, coño!, porque es «casi un atentado» contra «la dignidad de la mayoría de los mortales», que, en muchos casos, pasan estrecheces para llegar a fin de mes. ¡Y no hablemos de los «jubiletas» que se manifiestan -incluso ante el Ayuntamiento oriolano- reivindicando pensiones dignas, porque sus «pagas» son una mierda más grande que el sombrero de «un picaor».

El año pasado, cada comensal desembolsó -dicen- 30 euros por un menú en el que figuraban diferentes «entrantes al centro» -pan, tomate y alioli, ensaladillas variadas, anillas de calamar a la romana, patés y cogollos de lechuga a la perdiz- y como «plato principal» un «solomillo de cerdo macerado con crema de champiñón» o «merluza a la vasca», además de «postre, café y bebida». ¡Los «gintonis» de sobremesa -supongo- no entraban en la fiestiqui!. Este año se han cambiado las «ensaladillas variadas, los patés y la lechuga» por «jamón ibérico y croquetas de jamón ibérico» y «una mariscada» a base de «quisquilla de arrastre de la bahía de Santa Pola». Total, un banquete que -entiéndase el tono irónico- se «zampan» quienes «se surten» de esas «despensas» que son los contenedores que hay a las puertas de los supermercados. ¡Más quisieran!; ¿verdad?. ¡Se darían con un canto en los dientes -estoy convencido- si pudieran llevarse a la boca aunque fuese un mísero cogollo de lechuga sin tener que rebuscar en la basura/mierda!.

No seré yo quien critique que los funcionaros municipales compartan mesa y mantel puesto que considero que, como cualquier colectivo, tienen derecho a celebrar la festividad de su patrona: «Santa Rita, Rita; lo que se da no se quita». Lo que sí entraría a cuestionar es que salgan 3.150 euros de las arcas municipales, según unos, o 2.500, según otros, para sufragar el 50% de una «comida privada» con la que se celebra una «fiesta particular», sin tener en cuenta que, como suele decirse, «a escote, nada es caro» y a lo mejor -¡digo a lo mejor!- se quedaría de «puturrú de fuá» por parte de la organización de un evento en el que los políticos no pintan nada, puesto que no son funcionarios, aunque, estoy convencido, también degustarán «las delicatesen» que suponen viandas como «el pernil de guarro hispano» o la «quisquilla» de la bahía de la villa marinera de Santa Pola, que, de seguro, están mejor que las congeladas. ¡Vamos, que no será una «comida de sobaquillo»! (ya contaré por qué se llama de sobaquillo). ¡Ah, Rafa, «no soy nada quisquilloso» -te lo prometo-, pero la letra de la canción de Sacco y Vanzetti (Here's to you) es de Joan Báez y la música de Ennio Morricone, no de George Moustaki, aunque él la cantó con Mireille Mathieu!. ¡Dame «argo», payo; «manque» sea una quisquilla!