Veo eso de Ahora caigo, Arturo Valls me parece un monstruo televisivo de primer orden. Tiene gracia, es simpático y tiene un sentido común de lo más chocante aunque, lo que es chocante es la variedad de la gente que participa y el público que va. A veces pasa que preguntan cualquier cosa y la respuesta la saben todos menos a quien le toca contestar, a veces es cuestión de nervios pero muchas es, simplemente, cultura ausente.

La cultura tiene eso de ser algo que sirve para que no te manipulen tanto. Es algo que tiene poco que ver con culturetas o conciertos progres, no está en manos de políticos ni de millonarias estrellas de los escenarios, la cultura es conocimiento puro, se adquiere en la escuela, en la Universidad y debe tener el motor de la curiosidad, no de la ambición, al menos eso creo.

Es tan importante elegir y poder elegir colegio como decidir qué fomentar, qué ayudar o qué camino tomar. Si tu hijo suspende matemáticas y saca dieces en literatura, fomenta su lectura, llévalo al teatro, al cine, acompáñalo a archivos y bibliotecas, fomenta su vocación. Aprobará todo. Si le pones clases particulares de matemáticas las odiará igual y no desarrollará su potencial verdadero, piénsalo.

Por otra parte, nunca pienses que es tarde para aprender, mi padre se matriculó en la Universidad con casi 80 años para conocer cómo habían evolucionado los temas que estudió hacía 60 años. Era un máquina Santi.

Volviendo a Ahora caigo, ese programa es también el barómetro de la cultura y el conocimiento de las autonomías de España, así sureños, levantinos y norteños se enfrentan con lo que saben a un nivel humano, cercano, de la calle. No es el conocimiento astronómico y lejano de Saber y ganar (interesante), de la última superbomba de Boom (lento, poca gracia y aburrido) o de Pasapalabra con algunas preguntas rebuscadísimas (entretenido). Ahora caigo es como la vida misma, con lo que te encuentras cuando eres profesor y llegas el primer día de clase, con tanto que enseñar y mucho más que aprender. Llevan 1.500 programas, no me extraña, es puro experimento sociológico, aun sin pretenderlo.

A nivel ciudad basamos nuestra cultura en aquello que las instituciones programan u ofrecen, criticamos siempre su falta porque nunca es suficiente, aunque muchos de esos actos tienen más cemento que asistentes. El deporte también es cultura, además de la buena. Aficionar al deporte transfiere un conocimiento más amplio de lo que parece, pero culturalmente. Compañerismo, equipo, colaboración, creatividad, innovación, esfuerzo, honestidad, se aprende rápido en el deporte.

Pero lo que quiero decir es que no hay que esperar a lo que los criterios políticos nos ofrezcan, cultura es la mejor promoción para empresas y mostrar sus servicios y actividades desde un nuevo prisma, hoy tiempo de múltiples eventos, es ideal para invertir en cultura y difundirla.